¡Cómo que no quería influir en mi decisión! Si una chica, más si es una princesa, dice que su sueño es conocerte es obvio que vas a ir a verla. A Rosemary le falta un poco de sentido común, pensé. Pero definitivamente iría a esa fiesta. Tenía que ir.
Habían varias cosas que me impedían realizar mi cometido:
1. No podía decirle a mis padres que iría a la fiesta en el palacio, Vicky enloquecería y tenía que mantener el anonimato.
2. Ya había dicho que iría a la otra fiesta con Lio.
3. No tenía un disfraz.
4. No sabía llegar al palacio.
5. Estaba tan nervioso que tal vez si veía a Rosemary terminaría vomitándole en el vestido.
Bien, tranquilo, me dije a mí mismo. Podía mentir. Probablemente era el mejor mentiroso de toda Indonia. Le diría a Lio que no me sentía bien y que no podía ir a su fiesta. Y a mi familia le diría que iría a una fiesta con Lio. Según recordaba había una tienda de disfraces cerca de mi escuela. Y si tomaba un mapa bien podría llegar al palacio yo solo.
Además ya le había dicho a Rosemary sobre mis tendencias a vomitar cuando estaba nervioso.
¿Qué podría salir mal?
Luego de pensar muy bien lo que le diría escribí una carta. La metí al buzón esperando que el dios de los gatos me ayudara y todo saliera bien. Y luego fui a ver televisión. Pasaban a la princesa en las noticias, con un bonito traje color lila. Sonreí instintivamente.
Creo que Vicky pensó que estaba loco.
"Querida Rosemary que no sabe que lo peor que le puedes decir a alguien es «adiós»:
Jamás, nunca, pase lo que pase, vuelvas a escribir un adiós. Es triste, es como si no fuera a volver a saber de ti nunca, y definitivamente no quiero eso.
Quiero seguir siendo tu amigo por correspondencia.
Pero... ¡Estaré contigo en la fiesta! Sí, es grandioso. Aunque sinceramente sé que tendré varias dificultades, quiero estar contigo. Sólo espero que no te arrepientas por haberme invitado. Ya sabes que soy extraño, si algo pasa, te culparé.
Y sí, interrumpí una boda. Y si tu padre aún decide que quiere casarte con algún príncipe bien puedo ir e inturrumpir tu boda para darte tiempo de escapar. Mi tío Víctor podría prestarte su casa de la playa para que te escondas... debería preguntarle primero.
Por cierto, no estoy seguro de qué disfraz llevaré pero creo que arreglaré todo bien. Y no sé llegar además de que los nervios de estar frente a tanta gente hace que quiera salir corriendo.
¿Ya te dije que en veces me da por vomitar? Espero que tengas un disfraz de repuesto, de todas formas.
Y uno de mis sueños también es conocerte. Ese y volar por los cielos, en un avión. Supongo que tú sí lo has hecho, debiste viajar toda tu vida.
Otro de mis sueños es ver que te conviertas en reina. Eso sería genial. Creo que lo harás bien.
Nos vemos en el palacio.
Atte. Christian, el chico gato.
PD. Los nervios me matan. ¿Qué haces tú cuando estás por hacer algo muy muy importante?
Espero no desmayarme en tu casa.”