Cartas a una Princesa

27. Estrellas

— ¿Y confiaste más en el tarado de tu padre que en mí?— mi madre se encontraba al borde un ataque nervioso.
— Bueno, tú sueles enojarte con mucha facilidad— dije, ella y Vicky me tenían acorralado.
— Pero tratándose de la princesa lo hubiera entendido— dijo mi madre. 
— Mamá, das mucho miedo. No tanto como la madre del Rey pero sí. 
— ¿Sabes qué significa eso, Chris?— dijo ella, contenta— ¡Que vamos a ser ricos! ¡Y a vivir en el palacio!
— ¿Y qué vas a hacer ahora, Chris?— dijo papá, empecé a ignorar a mi madre que tenía los ojos convertidos en monedas de oro.
— La Reina madre dice que primero Rosemary y yo deberíamos tener citas normales antes de formalizar algo. Creo que tiene razón. Aunque no me siento muy cómodo con la guardia real. Es decir, me atacaron antes.

Luego fui al palacio. Tuvieron que agarrar a Vicky para que no viniera conmigo. Ya ahí, el Rey me fulminó con la mirada. Pero Rosemary se puso muy contenta al verme.
Fuimos al jardín. Ahí fue en donde vimos las estrellas cuando nos conocimos.

— Mi abuelita vino porque yo le dije— me comentó ella—. La nota que dejé en el árbol antes de irnos fue para ella. Una de mis doncellas la encontró y se comunicó con ella. Al saber que yo estaba en peligro tomó el primer avión que pudo y vino aquí. 
— Ella es genial. Y el príncipe Connor. Y el Rey Henry.
— Antes de empezar la ceremonia, para hacer tiempo, el príncipe Connor cantó una canción. 
— ¿De verdad?— dije, me sorprendió—, Él sí que es un buen amigo. Eso fue más arriesgado que yo cuando escapé de casa para venir a la fiesta de disfraces.
— ¿Escapaste de casa?— recordé que ella no lo sabía. 
— Sí. Y me castigaron. Y tuve que mentirle a Lio. Pero luego me perdonó— dije. 
— Yo no sabía eso. Supongo que hay cosas que no sabemos que pasaron. Pero yo quiero contarte todo.
— Adelante— le dije.
— ¿Recuerdas cuando te envié la carta del Rey Henry? Tú respondiste tan contento que me invadieron unos celos terribles. Pensé que lo querías más a él que a mí. Y cuando me enteré de que vendrías al palacio para la fiesta de disfraces estaba tan contenta que salí corriendo por el jardín hasta sentirme cansada. Ya en la fiesta, luego de que te fuiste, corrí a mi habitación y lloré mucho. Pero luego me puse muy feliz al tocar tu collar. Sabía que volverías. 
Y en la visita al palacio, convencí a papá de que en lugar de una persona por grupo pudieran venir dos. No fue fácil. Mucho menos convencerlo de que el chico disfrazado de militar en la fiesta era mi amigo. Siempre preguntaba quién era. Cuando me comprometió con el príncipe Rodrick no pude callar más y dije que te amaba a ti, el chico de la foto. 
Me decepcionó mucho que tú tardaras tanto en notar mis sentimientos.
— No sé si sea tarde ahora pero quiero decirte que soy un poco lento— le sonreí y ella me devolvió el gesto—, ¿Aún así aceptas a alguien tan torpe?
— ¿Tú aceptas a alguien que no se sabe su número de teléfono?
— No podría ser de otra forma— le dije—. Mira, ya va a oscurecer. Muy pronto saldrán las estrellas.
— Podremos ver a Orión. 
— Veremos a Chris, Carta y Rosemary. Así suena mágico.

Tomé su mano y sentí que jamás quería soltarme de ahí. 
Que nunca nadie amaría tanto como yo la amaba a ella.

 




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