Cartas al cielo

Carta °5: una buena amistad.

Tus amigas y amigos fueron los cómplices en cada uno de tus años y con muchos de ellos me siento en deuda y agradecida. Quizás pensé que sin ti ellos se olvidarían de mi hermano y de mí, pero fue una gran equivocación, esas personas que te ofrecieron su amistad sincera, con quienes compartiste en sus hogares y ellos en el nuestro, quienes en cada cumpleaños sin falta alguna y con quienes acabaste algo ebria fueron quienes me acompañaron en mis quince años, mis grados, en el proceso de la universidad, me visitaron cuando enferme y me aconsejaron cuando un chico me gusto.

Como te decía anteriormente tus bendiciones me las cediste a mí, muchas de ellas me las cediste convertida en personas que me iluminaron y me llenaron de amor haciendo más llevadero algunos días. Obvio nada se compararía a ti, pero igual me sacaron una sonrisa y con sus historias de las aventuras que compartieron te sentí más cerca de mí. Puedo asegurar que tengo una familia inmensa en diferentes rincones que me aman y me aprecian, ellos se enorgullecen de mis logros y yo me enorgullezco de las maravillosas y sinceras personas que tocaron a tu puerta.

En el colegio pensaba que el concepto amistad era cualquier individuo con quien compartíamos pequeños momentos y nos divertíamos, ahora sé que estaba errónea. Mi circulo en estos años se ha cerrado en grandes proporciones y aunque tengo muchos conocidos, viendo la calidad de amigos y amigas que estuvieron en tu vida y que siguen homenajeando tu amistad en el trato hacia tus hijos, supe que merecía más y déjame decirte que mis amigos los cuales cuento con mis manos y que se convirtieron en la familia que uno puede elegir, me ayudaron en días donde no sabía cómo salir de ese pozo donde me había sumido, esos ángeles vestidos de humanos con defectos me incitaban a recordarte con amor y a dejar el pasado que me aferraba a no soltar.

Mucho de lo que soy es porque aunque ellos me alentaban fui yo quien en ultimas tome la decisión, pero se llevan el mérito de insistir en que podía tener más de lo que yo creía que podría.

Los amigos son estrellas del cielo en la tierra, quizás algunos parezcan ángeles y terminen siendo demonios pero eso también cuenta como experiencia. Es cuestión de ser más perceptivos y conocer quienes quieren lo mejor y quienes dicen quererlo cuando en realidad quieren vernos caer.

Pero con el ejemplo de las maravillosas personas que te rodearon será más sencillo encontrar y conservar personas con quien un día mis hijos puedan hablar y sentir la misma alegría que yo ciento cuando los escucho hablar de ti.

Tus bendiciones me acompañan siempre.

Te envió mi amor al cielo.
Con amor, para Isabela.

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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