Cartas al cielo

Carta °7: ¡suelta, suelta y suelta!

Si quieres vivir en paz y sin rencores ¡Suelta, suelta y suelta!

Llevabas varios años sin hablar con tus hermanas y los últimos años que recuerdo en familia, era un caos total que acababa siempre en alguna pelea. Un día simplemente no volvieron a hablar y topándose en la calle era como si fueran desconocidas, en mi creencia estaba, debía morir en raya contigo sin importar que no tuvieras la razón, solo por ser mi madre. Pero la realidad es otra y a mis veintiún años pude soltar un costal de recuerdos negativos de mi familia para lograr quererlos nuevamente y aceptarlos con todos y los errores porque simple y sencillamente nadie es perfecto y esas imperfecciones nos hace más humanos, más maduros y valientes.

La mañana en que llegue donde mi familia me sentía como un venado en medio de leones, y no logre sentirme diferente en muchos años. A medida que el tiempo paso y con tu ausencia, tuve que vivir con ellos; tenía la rebeldía a más no poder y ellos en querer imponer su forma de crianza cuando la que llevaba a tu lado era muy distinta, solo creo una bomba y un ambiente desagradable en el hogar. Me fastidiaba estar en casa y verlos, me fastidiaba dormir ahí y ese fastidio solo lo incrementaban cuando me castigaban hasta por habladurías ajenas, incluso me regañaban y castigaban sin tener la razón, elevando mis deseos de ir en contra de sus decisiones para hacerles miserable sus días y porque para mí, ellos tenían la culpa de muchas lágrimas tuyas cuando en realidad las peleas entre ellas eran ocasionadas tanto por ti, como por ellas. Ellas por un lado soltaron en mi algún sentimiento guardado por ti y yo en medio de mi crisis de odio al mundo quise devolverles eso también. No estábamos llegando a ningún lado, nuestra familia seguía en caída y yo era en sus labios la oveja negra de la familia. Yo quería algo de atención y no me atrevía a pedirla sino que seguía siendo todo lo contrario a lo que ellos esperaban.

Cuando deje mi etapa de odio y simplemente todo empezó a fluir; quise empezar de cero, hable con mi familia. En medio de algunas lágrimas me contaron cosas fuertes y supe que aunque fuiste muy buena también tuviste errores y ellas no siempre fueron las malas. Mi relación con mi familia cambio cuando yo bote por el retrete los malos recuerdos y decidí de cero crear nuevos junto a ellos. Puede que ya no viva bajo el mismo techo con mi familia pero disfruto ir a sus casas, me rio con ellos, comparto momentos agradables y aunque ellos cometieron falencias yo también lo hice, ellos me expusieron sus puntos y yo los míos pero a final de cuentas nadie gano, solo formateamos lo sucedido y a partir de ahí, nuestra familia ha sido mejor. Me encantaría estuvieras para que veas lo mucho que hemos mejorado entre todos y aunque todavía quedan cosas por pulir, será más sencillo al tenernos unos a otros.

Sé que tú soltaste todo eso que te lastimo y yo como digna hija tuya también lo he hecho.

Te envió mi amor al cielo.
Con amor, para Isabela

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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