Cartas al cielo

Carta °10: reputación o conciencia

Estoy acostumbrada a escuchar que la reputación es lo más importante en una persona, sin una reputación buena la sociedad te tildara de lo peor, no podrás encajar y te aislaran, yo valentina opino que quienes impusieron eso son unos imbéciles. El mundo está lleno de personas hipócritas que aparentan ser bondadosos, humanitarios y con un sin fin de virtudes cuando todo eso es una mentira y no son más que algo podrido recubierto de mucha hipocresía.

Tú solo decías que la conciencia pesa más que la reputación. A tus ojos la conciencia es lo que tú sabes que eres, lo que no puedes esconder en medio de la soledad de tu habitación, aquella a la cual no puedes mentir y tu reputación es lo que opinan los demás. Dicen los mayores que cuando rio suena son porque piedras trae pero están equivocados, esta vez se equivocan ellos y no yo.

La reputación es una delgada línea al igual que la tela que nos asegura que no hemos iniciado una vida sexual en las mujeres, esa reputación tuya y mía puede variar, en algunos casos por mérito propio, bueno o malo. Hay casos donde las personas siendo un pan dulce se topan con seres dañinos cargados con veneno en su lengua, que destruyen en dos segundos lo que se construyó en años.

Mi reputación, fue fatal durante demasiado tiempo me tildaban de prostituta, drogadicta y otras cualidades que no quisiera pronunciarlas nuevamente y me había empeñado con firmeza en callar todas y cada una de las bocas que habían vociferado tales cosas. Hubo un tiempo donde no salía, evitaba a los demás y salía solo con mi familia o pareja, pero nunca faltaba quien no conocía a mi hermano y decían estaba con un hombre mayor.

Simplemente me canse, me rendí y me di por vencida en ese aspecto. Deje de luchar por la aceptación de los demás, deje de preocuparme por lo que pensaran u opinaran de mí y empecé a vivir y actuar según lo que consideraba correcto y tan gracioso que sin buscarlo lo logre. Limpie esa mancha que apareció al momento que te fuiste, ese expediente negro del que decían tener de mí, nunca existió y fue reemplazado por comentarios positivos, elogiando mis metas y triunfos. Deje de ser la joven sin mamá que acabaría siendo madre soltera que ni siquiera sabría sobre el verdadero padre de sus hijos, para ser la joven estudiosa, de hogar con quien estarían feliz de que algunos de sus hijos salieran. Cuando dejo de importarme el qué dirán, todo fluyo, el rio siguió su caudal y toda la maleza que lo lleno en medio de la tormenta simplemente al seguir su curso se limpió y volvió a ser lo que siempre fue y los demás lo notaron.

Con mi experiencia no escucho a los demás, asumo conocer a las personas y sacar mis propias conclusiones. Soy como tú, nunca juzgabas, solo escuchabas y decidías. Las personas pueden decir muchas cosas buenas o malas de alguien, pero lo mejor para remediar ese mal es por tus propios ojos y oídos descubrir que tan cierto o farsa son los chismes que abundan en la calle. Puede que nos encontremos con personas que dicen que son buenos y son un asco, como conocer alguien de quien opinan lo peor y terminen siendo como ángeles en nuestro camino.

Siempre viviré de acuerdo a mi conciencia y no a lo que opinen los demás, tal como me lo inculcaste.

Te envió mi amor al cielo
Con amor, para Isabela.

 

 




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