Cartas al cielo

Carta °11: la niña de mamá

Cuando tu salud empeoro, nosotros también. Intentamos a toda costa no dejarte ver el nivel de dolor que nos embargaba pero hoy puedo decirte que un ranking de uno a diez, once seria el indicado. Cada día de esos meses me recordaste que era tu niña, me cantabas aun en medio de tu sufrimiento y lágrimas, te cuento un pequeño secreto y es que cuando estoy muy deprimida canto el vallenato que tú me cantabas a mí.

"Yo puedo recorrer tras mil caminos
y no hallaré un momento fascinante
como ese día en que yo pude mirarte
qué obra maravillosa me hizo Dios

Te mandó a mí en el momento preciso
cuando mi vida casi no era vida
y tan solo vivía de las mentiras
de amores que hirieron mi corazón

Y dónde está quien pueda reemplazarte
dónde está todavía no ha nacido
si la hay como tú semejante
no es igual prefiero estar contigo

Tú eres la única princesita
que está adornando mi castillo
quieren sacarte de mi vida, pero no podrán"

No puedo saber con seguridad el dolor que padeciste en esos meses, sin embargo de lo que puedo hablar es que no hubo un día donde un te amo no fluyera de tus labios, esas palabras, frases y anécdotas son mis calmantes en situaciones donde parece que la oscuridad se apoderara de mí.

Era la niña de tus ojos, el regalo más valioso que te llego cuando menos lo esperabas. Quizás si fui una especie de bendición y solo cuando llego tu hora comprendimos el ¿por qué? de mi existencia. En cuestión de dos meses el cáncer se había expandido llegando hasta tus huesos a esa instancia los doctores seguían sin saber que te sucedía y nosotros no sabíamos que más hacer para mejorarte. No volviste a caminar, tuve que empezar a bañarte y vestirte. Todo lo que hiciste mientras fui una bebe, tuve que hacerlo contigo y no me arrepiento porque ame cada instante e intente que tu vida en ese lapso de tiempo fuera digna, con mi hermano teniendo que trabajar todo el día y tú en esa situación me enseñaste a cocinar, aprendí a inyectar a una persona, supe cómo mantener una casa en orden y en medio de todo eso nunca deje de estudiar, terminaba demasiado agotada y al llegar la noche debíamos turnarnos con mi hermano para velar por ti mientras dormías o por lo menos lo intentabas, tenía 12 años, algunos decían que era demasiada carga para mí, pero tu sonrisa lo valía absolutamente todo, sobre todo cuando pronunciabas "Mi niña, la niña de mamá, la niña de mis ojos" . El trasnocho, cansancio y agotamiento no se comparan a todo lo que hiciste en vida por mí y si tuviera la oportunidad de volver a asumir esa responsabilidad lo haría con gusto, porque nada ni nadie se compara a la sonrisa en tus ojos y el brillo de tus ojos.

Soy y siempre seré la niña de tus ojos y tú siempre serás la mujer que me incitaba a cantar, bailar y ser la mejor, eres la luz que me ilumina en mis días tristes, no te veo pero te siento en cada uno de mis pasos, logros y tropiezos. Te he pensado cada instante de estos años, no sé cuánto tiempo me costara dejarte ir en totalidad y terminar de cerrar esta herida pero de lo que si estoy segura es que jamás dejare de ser la niña de mi mamá.

Tu niña y la niña de tus ojos.

Te envió mi amor al cielo

Con amor, para Isabela.

 

 

 

 




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