--Lamento lo de hace rato, en realidad no estaba de buenas, y remate de forma hiriente contigo--comienza. Me considero una persona orgullosa, pero reconozco cuando alguien es honesto y este chico lo estaba siendo.
--Mi nombre es Frida Douglas, primero en periodismo, y lamento mucho también lo de hace rato, tocas muy bien por cierto. --menciono.
--Gracias, llevaba tiempo sin hacerlo, me alegra que todavía me quede algo de talento. Supongo que ¿puedo considerarte una nueva amiga?
--Acabo de conocerte, ¿que tu madre no te enseño a no hablarle a extraños, inglés?
-Sí, y no somos extraños ¿Recuerdas?-su voz era tan ronca como la de un locutor profesional, pero suave al expresarse; simplemente me encantaba.-me dijiste idiota en la sala de música, eso nos convierte en conocidos. No hay nada mejor que comenzar una amistad diciendo groserias al otro por primera vez.
--Uff, excelente argumento, lo válido, Jones. Supongo que te veré en el campus. --propongo.
--Bueno tengo que irme - saque mi billetera para pagar, pero el deposito un billete en la mesa.
--Dije que yo invitaba-- se paró y se dirigió a la sala de empleados
--¡Oye inglés!-volteó -- la salida es por allá- señalé.
--Lo sé, trabajo aquí, espero verla pronto señorita Frida --dijo con mucha cortesía.
-¡¿Trabajas aquí?!
--Supongo que el delantal y la gorra dicen bastante, ¿no? --señala los elementos mencionados los cuales no Tenía idea llevaba puestos, supongo que si hubiera prestado atención lo hubiera notado.
-Una nueva historia de amor - mencionó la señora anciana del gato.
-¿De qué demonios habla?
-Amor niña, amor, te enganchaste a labios de azúcar.
-¿A quién?
-A mi niño Ethan, mi labios de azúcar, ese niño es tan dulce, como el pan que vende la señora de la esquina, es un gran partido, sin mencionar que es sexy, ¿no lo crees?
-¿Sexy? ¿Enserio estoy hablando del inglés con una anciana?
-¡No lo niegues! Te vi analizando su trasero cuando se marchó, pero no te culpo, en mi juventud, solía verle a todos los chicos el trasero, era así como me gustaban, con mucho músculo, además...
-¡OKAY! Okay anciana, dejare que hable sola o con su gato de sus calenturas juveniles, no tengo tiempo para escucharlas...prefiero experimentarlas.
Me fui, pero volví por el café que había dejado en la mesa, no podía dejar mi café. Llegue a casa y me encontré con Blair y Faith viéndome fijamente.
-¿Y ahora qué hiciste Faith?- pregunte a la pelirroja.
-¡Hey! Que pasó Ethan- levanto una ceja- parecías muy cómoda con labios de azúcar, ¿no?
-¡¿Me espiaron de nuevo?!
-Ay tranquila- interrumpió Blair- solo fueron 15 minutos de puro romance. Y tu "niña" nunca lo notaste.
-¡Acabo de conocerlo!
Y así comenzó la terrible batalla entre las chicas y yo sobre el inglés, si, el típico cliché en donde tus amigas te buscan una pareja sin siquiera enterarte y como no aceptas ninguna de sus citas a ciegas comienzan a seguirte.
-¡¿Por qué demonios me siguieron, de nuevo?!
-No te seguimos exactamente, fui a buscar a Blair a la cafetería para ir a Starbucks y tu llegaste primero, y una cosa llego a la otra y ¡Aquí estamos!
-Eso no quita el hecho de que oyeron mis conversaciones.
-Hablas gritando querida, todo el mundo oye tus conversaciones.
-Maldición...-susurre
-Debes admitir...que tenía un buen trasero
-¡Faith!
-Bueno, tiene- en realidad lo tiene.
Me senté a ver la televisión, y me encontré con un programa de música, un chico tocaba la guitarra, y yo copiaba sus posiciones con mis manos. El timbre hizo su aparición e interrumpió mi juego de mímica.
-¡¿Nadie va a abrir?!-grité, definitivamente no tenia ganas de levantarme. Sin respuesta. Solté un bufido y me levanté a regañadientes; para mi sopresa no era más que mi mejor amigo.-¡Idiota!
-¡Enana!- y me abrazó, si, no nos habías visto desde hace ya dos años, decidió mudarse con su novia a Los Ángeles.
Andy y yo somos mejores amigos desde que teníamos 10 años, en tercer año, un pequeño engendro pego una goma de mascar a mi cabello, al no poder quitármelo tuve que cortarlo, parecía un hongo partido a la mitad, todo el mundo se burlaba de mí, eh ahí mi razón a la violencia, lloraba todas las tardes, me parecía tonto, pero no podía hablar con nadie, no tenía amigos, hasta que un día ese engendro malcriado llego con el mismo estilo de cabello que yo, todo el mundo se burlaba de ambos.
Se juntaba en la banca conmigo a comer todos los tiempos libres, me defendía muy seguido de los más grandes, y permaneció junto a mi todo el verano, y la primeravera, y el invierno e incluso el otoño, llego un día donde simplemente nos acostumbramos a la idea de estar juntos por siempre, cada uno comprendía al otro, hasta llegar al punto de extrañarnos y aburrirnos sin el otro. Nuestras familias pasaban tiempos difíciles, y olvidabamos todo con un chiste tan infantil e inmaduro, que recordábamos por horas sin parar de reir, extinguiamos una lágrima por una sonrisa en el instante de vernos, nos llenabamos con toda la felicidad que otras personas no pudieron darnos.
Con el tiempo conoció a una chica, no me agradaba, pero a él parecía fascinar le las chicas de su clase, la chica se llamaba Katherine, no le negaba, era muy bella, tenia ojos miel y cabello castaño, aunque constantemente se pintaba el cabello, era muy delgada, tenia un auténtico cuerpo que cualquier mujer envidiaria a los 15 años, Andy era muy buen guitarrista, me acompañaba constantemente con mi bajo en varias canciones en la sala de música; ella interrumpía constantemente mi tiempo con él.
Comíamos en la cafetería y me encontraba con Katherine y Andy, quedábamos para estudiar y me encontraba con Katherine, era simplemente como si no estuviera ahí, había perdido a mi único amigo, y él ni siquiera lo había notado.
Comencé a buscarme mis propios amigos, al final de todo me hice amiga de los chicos del grupo de álgebra, eran muy listos, y me enseñaron varias cosas, se me hacia muy divertido estar con ellos. Gracias a ellos es mi amor a la física cuántica.