Cartas Al Cielo

Día 1

Me acerqué con timidez al pizarrón para buscar mi nombre, mi cuerpo simplemente no reaccionaba, mis ojos contemplaban con exitacion aquellos trazos curvilíneos que delineaban perfectamente el nombre de mi compañero "Ethan Jones - Frida Douglas".

Pareciera como si el pizarrón se hubiera transformado en una imagen hipnotizante que no me permitía ver hacia la izquierda, sentí un peso sobre mis hombros, él había puesto su chaqueta sobre mis hombros; el roce de sus dedos sobre mi cuello mágicamente me despertó. Retiró sus manos delicadamente de mis hombros "-podrías pescar un resfriado..., y no tenemos tiempo para eso-".

Aún empapada tomé asiento en el último escritorio, y él tomó el primero; esto será interesante, aunque completamente distractorio, cómo pudieron dejarme con un hombre moja bragas.

Mientras los profesores daban la explicación yo no podía concentrarme en ninguna de sus palabras, me había quedado sorda.

Sentí que tocaban con timidez mi hombro y me levanté repentinamente, como si hubiera visto al mismo diablo, lo hubiera preferido a él que al hombre que estaba parado frente a mí.

--Hey...-dudó-- me preguntaba si querías hablar lo de el trabajo, pero...¿te sientes bien?--preguntó; por primera vez en una hora levanté mi vista y dudé en si hablar con el profesor Monsanto para que me cambiará de pareja, la idea me revolvió el estómago. Mi mente gritaba: ¡Si! Y mi cuerpo: ¡Tirate lo! 
--Sí, mmm gustarías ir a el Starbucks de la vuelta, no quiero quedarme aquí más tiempo.
--Claro-- sonrió-- deja agarro algunas cosas y nos vamos.--sonreí por eso, pensé que preguntaría porque no quería estar ahí, pero al parecer era de esas personas que con su silencio hacen el momento más conmovedor que con sus palabras.

En nuestro trayecto no hablamos, podía verlo de reojo, y estaba segura que él lo notaba, pero no decía nada, por alguna razón me gustaba verlo, y a él le gustaba que lo hiciera.

Llegamos al strabucks y nos sentamos en mi mesa favorita, la segunda a la izquierda del rincón. Había parado de llover, claro, luego de terminar empapado y correr para no mojarte, llegas al lugar y termina de llover, clichés.

Tomé mi bolso y saqué mi libreta, estaba totalmente empapada, puse mis dedos sobre mi cien y suspiré con frustración. Saqué mi billetera del bolsillo derecho de mi pantalón, y ¡sorpresa! Completamente empapado, todo mi dinero.

Di un golpe a la mesa, y las miradas de todo el mundo se posaron sobre mí, terminé de acomodar me la chaqueta del inglés, podía sentir el terciopelo calentar todo mi cuerpo. Y comencé por primer vez en unas horas a calentarme, pero aún sentía mi cuerpo temblar, pero, ¿realmente era por el frío?

Lentamente se acercó un castaño completamente relajado a la mesa, con dos cafés en sus manos.

--Café negro para ti, sin leche, y un capuchino para mí.--justo lo que me gustaba, de repente la idea de un chico trayendo me mi café favorito se había vuelto completamente atractiva y seductora.

--¿Cómo lo supiste?-- levantó una ceja, un hábito que note en él desde que me dejó en mi casa la última vez.

--¿Qué café bebes? Trabajo aquí-- esta vez yo levanté mi ceja y el rió ante mi repentino acto--bien, tal vez recordé el momento en el que cierto castaño uso una técnica de chantaje completamente infalible con una peli-negra para poder disculparse adecuadamente.--resultaba excitante charlar con una persona que usaba el café como una técnica de chantaje. Y de mi boca solo pudo trazarse una sonrisa--deberías probarla con cualquier escritor malhumorado, apuesto a que consigues lo que deseas, más si tú lo pagas-- esta vez logró hacer que riera como normalmente lo hacía; una risa estruendosa y agitada, pero me gustaba, era mía.

--¿Cómo sabes que escribo?

--Es fácil, buscabas como loca una libreta el día que nos conocimos-- fugazmente comencé a recordar-- no cualquier persona cuida una libreta tanto como a su vida, a menos que haya algo sumamente importante en ella,--me sorprendió y asustó lo mucho que el podía saber o predecir correctamente de mi con solo 30 minutos de haber pasado juntos, no me gustaba la idea de alguien husmeando en mi vida, y me sentí completamente egoísta, porque yo lo hacía también.-- además--agregó-- creo que dejaste algo ese día en el salón de música, algo que completaría mi teoría.

--¿Ah Sí?, y podría saberse ¿Qué es?

De sus Jeans azulados algo empapados sacó un estuche negro, delgado, conocido y de mi propiedad.

--Se que ésto es tuyo-- acercó el estuche a mis manos y rápidamente lo abrí y ahí estaba mi preciada pluma que había dado por extraviada el día en que nos conocimos.-- y dada tu mirada de satisfacción doy por hecho que mi teoría es correcta.--lo erá, vaya que lo erá.

Lo curioso era que llegamos ahí por un trabajo, pero jamás lo mencionamos, creo que ambos necesitábamos un respiro del mundo, y ¿Qué mejor que un café para sonreír?, por primera vez me permití ceder ante un chico atractivo y un café, no era tan idiota, aunque dudaba en hacerle un par de preguntas, me abstenia a beber mi café y asentir.

Cualquier mujer con quien haya entablado una conversación seguramente se perdía en sus palabras al ver sus ojos, creía pensar que podía ver a través de los ojos de las personas, ver el mundo como ellos lo hacían, pero con Jones era diferente, creía que el podía ver a través de los míos.

--...y supongo que no pusiste nada de atención-- despertando de mis propios pensamientos, conseguí esbozar una sonrisa.
--Me parece perfecto-- y de nuevo aparecía su ceja en la conversación
--Estoy seguro que no tienes idea de lo que hablaba
--Me contabas sobre tu hermana, May, en Virginia, y sobre traerla unas semanas aquí contigo, tonto.
--Lo siento, pensé que no me ponías atención
--Resultas fascinante si te soy sincera, creo que la atención es lo último de lo que tienes que preocuparte cuando estés conmigo.--sonrió y pagó los cafés.
--Prometo que te lo pagaré
--No es necesario-- dijo-- después de todo, resulta fascinante verte bebiendo café.




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