Cuando tenía 14 años estaba en mi etapa popular, o eso creía pensar, gustarle al chico popular en la escuela se supone debería darte un rango "superior" al resto de la escuela porque eras intocable. Anthon Mcgee era esa chico popular y yo, Frida Douglas "esa chica intocable".
En esa etapa de mi vida solía molestarme mucho lo que los demás pensaran de mí, procuraba vestirme lo mejor que pudiera, hablarle a todo el mundo, participar en todas las actividades, en fin, luego de todo y de entregarlo todo, terminé mucho más miserable de lo que ya era.
Un día recibí una nota en el salón de clases, la típica nota de voto.
Te gusto?
Si [] No[] Mucho[]
Pero desde ese momento supe que se iría al caño porque ni siquiera se molestó en colocar su nombre, al parecer le gustaba al chico invisible, pero note que todos murmuraban y me veían, entonces supe que tenía que ser alguien importante, como solo quería la aprobación de los demás, marqué la tercera opción dejándola en mi escritorio al final de la clase, esperando a que mi príncipe misterioso apareciera.
Luego de semanas seguí recibiendo notas halagandone, hasta que un día recibí una con un citatorio, en el parque de la escuela, fui muy emocionada y encontré a la persona que quise que fuera desde el inicio, Anthon. Me pidió que fuera su novia y yo sintiendome atraída por él acepté.
Primero fue un año de mentiras, de alcohol, de drogas, y yo siempre estando ahí para él, hasta que para su cumpleaños 16 me pidió algo que dude en entregarle, sentí la presión de los demás sobre mí, y sucumbi a ella, me sentía ahogada por la voz de los otros, y esa tarde estuve completamente asqueada de mí, pero seguía convenciendome que lo hacía por él, que todo lo que hice había válido la pena por mi relación.
Dos días después subí a su habitación porque había dejado mi sudadera, y lo encontré en la cama con otra chica, Camille estaba justo debajo de él.
No se molestó ni en darme explicaciones ni en buscarme, no lucho o peleo por mí, y ahí me di cuenta que yo me había rebajado a ese valor.
Jamás volví a dejarme en un valor diminuto, no me dejé engañar por bonitas palabras o "rangos".
Desde que tenemos memoria comenzamos a catalogar a las personas a nuestro alrededor: nerds, atletas, lectores, punks, invisibles, ricos, pobres. Nos enfocamos tanto en las diferencias que olvidamos las similitudes, las etiquetas comenzaron a dominarnos, nuestra forma de actuar de hablar, de querer, y la presión por escalar una categoría más nos lleva a los límites de la estupidez.
Las personas no se dan cuenta de su propio valor porque les ponen un número a su cuerpo o cabeza antes de ellos imponerlo, extinguen su voz porque permiten que piensen y hablen por ellos. Yo fui una de ellos.
Me costó subir el autoestima que tengo, caí en una depresión fatal, tanto que comencé a autolesionarme, me costó tiempo sanar, acudí a un psiquiatra para poder dejar de lastimarme. Porque la gente no entiende que el daño no es solamente físico, sino mental, lo más poderoso es tú mente, y todo lo que sufrí de niña termino por acabarme junto a los actos que cometí en los inicios de mi adolescencia.
Si, tal vez no es la mejor idea de recordar a tu primer novio o tu primer amor, pero mi vida estaba destinada a no ser normal, porque yo no era común.
Observó al castaño frente a mí ante mi respuesta. Abre y cierra la boca repetidamente buscando las palabras correctas, lo observo batallar con sus pensamientos como si le facilitara escribirme una carta para expresar lo que siente.
--Siempre supe que era un idiota--pone los brazos como jarras y solamente me ocasiona pegar una carcajada que termina por hecharnos a todos del lugar.
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Faith lleva en sus brazos exactamente 8 bolsas con vestidos semiformales de los cuales no pudo escoger cuál usar el Viernes, reprimo una risita al ver que le cuesta caminar, el orgullo hizo que no le permitiera a Ethan ayudarla. Se tambalea de un lado a otro en busca de equilibrio hasta que llegamos al auto.
Ya dentro Ethan no para de observarme con una sonrisa.
--¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? --pregunto
--No, --sonríe--es que en serio me gustas mucho.
Me sonrojo como toda una idiota
--Por favor creen un hijo ya, no lo soporto--menciona Faith, genial, esta es la competencia de poner roja a Frida.
Conducimos a casa y me debato entre seguir contandole sobre mi pasado o no, a pesar de todo me ha mostrado estar ahí, ha sido muy insistente como ya sabrán. Pero es algo delicado.
Nunca además de las chicas y el abuelo han sabido lo que sufrí, y me cuesta mucho hablar de eso aún sin tener que sufrir una crisis.
Batalla para dejar que Faith lo deje ayudarla a subir las bolsas a casa.
--Olvidalo trasero pomposo, estoy segura de que tú y ella no han terminado de hablar, así que agarra tu trasero bien formado y suban a hablar.
El sonido de los tacones de Faith por las gradas termina con todos mis pensamientos negativos, así que tomo mi bolso y subo, pero volteo hacia la entrada, Dios es demasiado respetuoso.
--¿Vas a quedarte ahí parado o vendrás conmigo? --cuestiono.
--Esa propuesta suena algo indecente.
Lo que quisiera hacerte es indecente
Levanto mi ceja y sigo el recorrido por las escaleras hasta llegar a mi cuarto, y de repente toda mi valentía se esfuma, bloqueo el paso a mi habitación.
--Si te cuento todo... Yo..
Tu prometes no decirle a nadie, ¿cierto?
Pero me quedo helada cuando posa sus manos en mis mejillas y junta nuestras frentes.
--No eres la única que enfrentará sus demonios esta noche, cariño
Bueno, parece que es ahora o nunca.
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¿QUE TALLLL CAFECITOS?
¿Cómo estamos? Me encanta volver a leernos, que tal la vida?
Intentaré actualizar mas seguido, gracias a las personitas que han estado leyendome hasta ahora, les mando besos💖