Cartas Al Cielo

Demonios

En la vida todos sufrimos, pensamos y sentimos distinto. Pero la memoria de ello siempre es la misma. En mi vida yo sufrí muy distinto a los demás, mientras que unos sufrían por un rompimiento, yo sufría por la muerte de mi madre. Y no digo que lo primero no sea doloroso, es a lo que voy, todos pasamos por situaciones diferentes, y cada quien batalla con el dolor de la única forma que conocen.

Me aterra contar lo que yo sufrí, porque no quiero que me vean con lástima, y tampoco como una rara, el hecho de que Blair me delatara en la fiesta y en el juego el otro día no fue algo placentero; perder la confianza en alguien que se la diste durante años duele, y ahora constantemente estoy aterrada de cualquier día que pasé por temor a que se sepa la verdad, por ello estando sentada justo aquí me repito a mi misma que si quiero algo con este chico debo hacerlo bien, y debe enterarse por mi y no por alguien más.

--Cuando era pequeña--comienzo--mamá y yo jugábamos a las escondidas constantemente, recuerdo que ella siempre era la que tenía que buscarme, siempre me preguntaba porque nunca contaba yo, pero no me quejaba, yo solo quería jugar con ella porque papá nunca quería.

<<Nunca comprendí porque me hacía a un lado, pero era feliz con el amor de mi madre y el abuelo, papá viajaba siempre, a veces ni siquiera estaba en Navidad o Año Nuevo, siempre se tardaba de 4 a 6 meses en volver, y en su tiempo de ausencia mamá se la pasaba llorando, iba un hombre intimidante cada día a la casa y revisaba cada rincón, nunca entendí lo que mi padre sentía por mi madre, pero siempre supe que nunca se metían con lo que le pertenecía, y para él mamá era una de esas cosas sagradas.

Mi madre me decía que hay distintas formas de afecto hacia una persona, pero nunca creí que las veces que mamá gritaba de dolor por los golpes de mi padre fueran una muestra de su amor. Nunca fui a la escuela, mamá era maestra y me educaba desde casa, el abuelo no nos visitaba muy seguido en ese tiempo, tenía una cadena de restaurantes, mucho dinero involucrado, y una oportunidad perfecta para la faceta de la empresa de papá. Era obvio que el heredaria la fortuna del abuelo, pero la avaricia le ganó y quiso aumentar las cifras, hacía creer al abuelo que quería aprender del negocio y él completamente se trago la idea porque se trataba de su hijo, cometió el gran error de confiar en él. Mientras el abuelo administraba los restaurantes papá cometía delitos como lavado de dinero o traficaba drogas. Se metió a muchos problemas.

Mamá trató de hacer se mi infancia lo más normal que ella pudo, aún recuerdo todo de ella, su aroma, su voz, su tono de piel y cabello, me aterra la idea de alguna vez olvidar su esencia. Pudo ser que mi infancia no fuera la mejor o la más ejemplar, pero yo era feliz.... >>

Hasta este punto las lágrimas ya habían comenzado a salir de mis ojos, y mi voz comenzaba a quebrarse porque dolía, dolía mucho. Y no sabía si soportaría contar lo que seguía.

<<Cuando cumplí 8 años, mi madre realizó una pequeña fiesta de cumpleaños para mí, obviamente solo asistiría ella y mi abuelo según lo previsto, porque claro papá estaba de viaje, o eso creímos.

Juro que yo no oí la puerta abrirse, no escuche sus pasos, solo su voz cuando llegó a la cocina y descubrió mi pastel, tomó a mamá del cabello y la arrastró hasta su habitación. Los gritos de mamá podían oirse hasta mi cuarto, el  abuelo estaba aterrado, creo que fue la primera vez que supo que nuestra familia no estaba bien, él intentó ayudarnos, pero mamá se negaba a dar una declaración o poner una denuncia porque temía que me hicieran algo a mí.

Mi cumpleaños 10 llegó, y con ello el desastre. Recuerdo las maletas, y a mamá juntando toda mi ropa en mi mochila, pero cuando estábamos a punto de salir por la puerta escuché el disparo, luego sus gritos diciéndome que corriera.

De esa forma conocí a la señora Montt, esa dulce anciana me preguntó porque corría, y le conté todo lo que vi. Tu nana me resguardo en su hogar, me dio leche y galletas, llamo a la policía y al abuelo.

Como era muy pequeña no se tomo mi testimonio como prueba al asesinato de mi madre, así que decidieron aplazar es detalle hasta que cumpliera la mayoría de edad, solamente lo culparon por lo que habia hecho con los restaurantes del abuelo.

Él tipo asesino fue a la cárcel, y yo me quede con el abuelo, supongo que llevo un tipo de maldición porque de todas formas nunca estuve a salvo del dolor, es algo inevitable. Le detectaron cáncer cuando cumplí once, lloré durante días, supongo que siempre supe lo que tenía, pero pensaba que nunca lo perdería, a veces debes perder a alguien para darte cuenta que lo amaste>>.

Las lágrimas no dejan de bajar por mis ojos, y no puedo pararlo, enserio.

Sus brazos cálidos acarician mi espalda y me arropa en un cariñoso abrazo, me deja llorar sobre su cazadora hasta el punto de estar empapada. Cuando por fin logro frenarlo, mi maquillaje está hecho un desastre.

--Ay mierda, lo siento--intento quitarme algo de la máscara que esta regada por mi párpados, pero el toma y manos, y besa cada una de ellas.

Se relame los labios y pregunta: --¿Puedo besarte ahora? --inevitablemente me rio y asiento.

Sus labios reciben a los míos con una sonrisa, y es totalmente increíble que pueda sentir nuestros corazones latir a velocidad, decido profundizar el beso dandole acceso a su lengua, mis manos despeinan su cabello y las suyas tocan mis mejillas, hasta este punto no sabía en donde empezaba mi cuerpo y terminaba el suyo.

Me subo a horcajadas sobre él y comienzan a tocar, genial.

Me separo de Ethan y le dedico una sonrisa antes de levantarme e ir a abrir. Bajo las escaleras y abro, me recibe una linda chica de cabello castaño, de baja estatura y cabello hasta los hombros.

--Hola--comienzo amablemente--¿se te ofrece algo?

--¡Hola! Si, de hecho estoy buscando a mi hermano...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.