Cartas Al Cielo

Un Pasado No Placentero

Acaricio cabello de Faith mientras duerme, no puedo evitar sentirme mal por ella, esta noche no fue todo un éxito. Me di cuenta que hay personas que están dispuestas a escalar sobre ti, incluso si eso conlleva a hacerte mierda.

Le coloco una manta y cierro la puerta de su habitación dándole un último vistazo, dejo mi chaqueta en el colgador y voy a la sala.

--¿Cómo está? --pregunta May; fue muy linda al acompañarnos y ofrecer ayuda a pesar de conocernos muy poco, le preparo un té de manzanilla a Faith para que la ayudara a dormir.

--No tan bien, pero ahora esta dormida, gracias por tu ayuda--menciono.

--No tienes porque agradecer, esas personas son una mierda--su cara se vuelve roja de rabia, y me da un poco de risa--no te rias, sé que mi rostro es igual que un tomate--aclara riendo también.

Me siento en el sofá junto a ella y vemos un rato televisión, descubro que tiene 16, y que le fascina tocar el piano, me parece una persona bastante madura para su edad, puedo observar que tiene los ojos verdes y al parecer le gustan mucho las pulseras. Un timbrazo interrumpe mi charla. Me disculpo y me paro a abrir, un castaño con la mejilla hinchada aparece tras la puerta.

--¿¡Pero qué mierda, Jones!? --sonríe como idiota y da un paso al frente.
--¿Te preocupas por mí? --Dios, solo él puede preguntar algo así ahora.

Lo jalo dentro de la casa y lo dejo en el cuarto de baño, bajo a avisarle a May para que se vaya a casa y le doy la excusa que su hermano irá en una hora. Tomo el botiquín y mojo un poco de algodón con agua oxigenada.

--Sientate, voy a hecharte algo para reducir la inflamación y te limpiare ese corte. --se sienta en el retrete sin ningún reproche y trato de agacharme  para poder limpiarle el corte, pero se me dificulta la posición en la que me encuentro. De repente me toma de la cintura y me sienta a horcajadas sobre él, nuestras narices se tocan y se me corta la respiración, maldita sea, Dios ayudame para no arrojarme sobre él.

Con todo mi esfuerzo lucho por concentrarme en curarle la herida, y cuando casi termino él habla:

--La verdad no recuerdo mucho de mi vida desde que era pequeño, solo recuerdo a papá y a mamá siempre estando para mi, era tan solo un niño cuando empecé a sentirme un poco fuera de control, papá solía viajar mucho y casi nunca estaba en casa, pero estaba en fechas importantes para mí, cuando cumplí 12 años me metía en muchas peleas, no tenía control sobre mis ideas, las psicólogas me recomendaban mucho los deportes agresivos para reducir y controlar mi ira... --veo sus ojos llenos de agonía y se me comprime el corazón--eso no funcionaba, pero desde que papá abandonó a nuestra familia sin decir nada ese sentimiento se volvió más fuerte.

Golpeé a mamá a los catorce porque no me dejó a ir a una fiesta--una lágrima baja por su mejilla--, y me odié al instante en que me di cuenta lo que había hecho. Mamá se había vuelto alcohólica, le afecto mucho la muerte de mi abuelo, y con la partida de papá eso empeoró. Tuve mi primera novia y la golpeé porque me puso celoso, me engañaba con mi mejor amigo. No podía controlar a quién dañaba, estaba ciego por la ira, por eso intenté diversos deportes para controlarla, hasta que llegué al americano. Intenté cambiar desde ese día, ayudaba a mamá a ir a sus reuniones, conseguí trabajo para ayudarla a pagar el apartamento, pero mamá se negaba a colaborar a dejar la bebida.

El único día en bastante tiempo que estuvo sobria me dijo que huyera de ella y el infierno que me esperaba en ese lugar, me dijo que me amaba, y por ese amor que me tenía debía irme, me pidió que hiciera mi vida en otra parte y me llevara a mis hermanas, por eso vine aquí, para ver si tenía otra oportunidad de iniciar. Dejé a mamá en Manchester con Steve, es un buen hombre que la ha cuidado por bastante tiempo ya.--termina.

Su relato me deja un nudo en la garganta y ahora lo entiendo, y me siento una idiota por hablarle de un forma tan fría y ruda antes. Acaricio su mejilla con suavidad en un intento por consolarlo.

--¿Quién te hizo esa deformidad en tu bello rostro, eh inglés? --rie viendome a los ojos y acomoda uno de los mechones de mi cabello detrás de mi oreja.

--Ambrose, --maldito Ambrose--se reía de Faith e iba tras de ustedes y simplemente no pude controlarme, lo siento, yo no quise...

--¿Lo golpeaste?

--Si, lo lamento...

--Me estás diciendo que golpeaste a Ambrose y le deformaste el rostro, ¿y te estás disculpando por eso? ¡En hora buena Jones! Hiciste mi trabajo de la semana. --ambos reímos por mis ocurrencias, pero recuerdo que tengo algo que devolverle, así que lo llevo a mi habitación.

--Gracias por la cazadora Ethan, es bastante agradable, lamento devolvertela hasta ahora y lamento como te hable antes.--toma la cazadora y luego la acomoda en mis hombros, lo observo en busca de una explicación.

--Creo que eso ya no me pertenece, además te queda mejor a ti--menciona, y yo me sonrojo--quiero que entiendas que no te había contado nada de mi pasado porque no quería alejarte de mí, quiero creer que ya no soy un monstruo.

Lo tomo de las mejillas y me atrevo a darle un beso en los labios nuevamente,

--Tu no eres un monstruo, eres mi chico.

--¿Eso quiere decir que te gusto? --menciona con picardia.

--Creo que eso ya lo deje claro.

Se acerca a mi y me toma de la cintura, me besa los labios y me pega con fuerza a su torso, por Dios, él está..

--Me has dejado con las ganas dos veces, pequeña--¿está haciendo calor, no?, comienza a dar pequeños besos en mi cuello, así que me muevo un poco a la derecha para darle más espacio.

--¿He dejado al virgen Ethan Jones con ganas de follar dos veces? --reto, e intento meter la mano en su bolsillo trasero, y al hacerlo me encuentro un regalo. --Bueno, ya sabes lo que dicen, la tercera es la vencida guapo. --menciono coqueta mostrando lo que me encontré en su bolsillo trasero.




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