Te vi entre copos de nieve que no sabías que creabas,
tallando el mundo con manos que solo conocieron heridas.
Y aun así, tus ojos…
tus ojos hablaban de caricias que no sabías dar.
No eras como los otros,
y por eso te amé.
Porque tu alma era una flor hecha de sombra y de música,
porque me miraste como si yo fuera algo hermoso.
Nunca me tocaste…
y sin embargo, nadie me ha tocado como tú.
Fuiste el invierno más dulce,
la ternura escondida tras cuchillas de miedo.
Fuiste el amor sin beso,
la despedida sin promesa.
El mundo nunca te entendió.
Quizás yo tampoco del todo…
pero sentí tu amor como una verdad sin forma,
como un poema que no necesita ser leído para doler.
Aún nieva algunas noches…
y cada copo me susurra que sigues ahí,
creando belleza desde lejos,
amándome sin poder tocarme,
como solo los que aman de verdad saben hacer.
#4914 en Novela romántica
#1438 en Chick lit
#1803 en Otros
#386 en Relatos cortos
Editado: 19.04.2025