Cartas Antes De Mi Apoptosis

Ayer y Hoy. (Mi pais)

(Decidí escribir esta parte después de darme cuenta de la soledad que albergaba en mi casa y de haber perdido un concurso de escritura)

Ayer fue una bendición nacer en el Ecuador.

Ayer el aire olía a solidaridad y armonía.

El ecuatoriano siempre estaba ahí. haciéndose lucir por su corazón bondadoso y su presencia radiosa.

Ayer los niños podían salir a jugar a las calles de los inmensos barrios en donde vivían. Nadie era enemigo de nadie, todos éramos amigos.

Ayer pudimos caminar libremente por nuestros tesoros.

El Malecón 2000, las largas escaleras que conducen a las peñas y la Perla del pacifico

Ayer las navidades eran tan llenas de color.

Valorar la acción misericordiosa que tomó Dios al darnos a su hijo unigénito amado era el propósito de las fiestas. Las risas, los fuegos artificiales que decoraban el cielo, nos hacía olvidar cualquiera de nuestros problemas y nos encargábamos de pedir por el año que viene, y de despedir —por medio de los año viejos— el año que nos permitió vivir.

De niña, recuerdo ir a las plazas con curiosidad. No quería comprar nada, ni siquiera tenía dinero. Solo deseaba ver el diario-vivir de la gente humilde.

«El ecuatoriano nunca se rinde, se adapta.»

«Sí el ecuatoriano no tiene labia para vender, entonces no es ecuatoriano»

Mi tío en el campo solía decir cosas como esas cuando vivía.

Ayer, me senté junto a él cuando quería vender verdes en la carretera. Una estructura de bambú nos sostiene junto a los verdes, y la ansiedad de que, en algún momento, nos íbamos a caer desde la estructura alta, no ayudaba.

Ayer solía apreciar los árboles de verde y el aire de la carretera.

En el campo, todo es diferente. La ciudad tiene un aire contaminado y sucio. El aire de la carretera —por más autos que pasarán— se mantenía limpio para los pulmones.

Extraño esos días en los que cantaba para mi tío y soltaba chistes hasta que su estómago dolía, ese pasado alegre en el que sentía que nunca iba a crecer, porque claro...

Ayer era una niña.

Ayer no sabía valorar nada.

Debí valorar el tiempo que pasé con ese viento cálido, con el campo verde, y a mi tío.

Hoy solo hay dolor.

Los jóvenes se sienten peligrosos con tan solo tener un arma en mano, acabando fríamente con la vida de inocentes, otros no tan inocentes. Roban, asesinan, quitan los sueños de las personas con las que se cruzan sin siquiera preguntarse si sus familias los esperan con un plato de comida.

Todo es un peligro: Reclutamiento, secuestro o un mar de sangre incorrecto.

La maldad inunda sus mentes inocentes, y por las situaciones, terminan lanzando más balas que un balón de fútbol. La inocencia ya no existe. Bendito sea el que aún la posea, pues va muriendo.

Hoy el aire huele a azufre y caos.

Sólo Dios puede ayudarnos: la policía, manchada como papel al petróleo. Los militares, corrosivos seres controlados por los hilos de la peste: El gobierno.

Hoy las navidades ya no son divertidas.

Hoy aprovechan los fuegos artificiales para camuflar balazos.

¿Hasta cuándo, pueblo ecuatoriano, seguiremos este martirio de crimen y amargura, donde nadie está a salvo y los ricos gozan de la desgracia de los pobres?

El ecuador de nuestros antepasados, quienes con orgullo anunciaban a su tricolor victoriosa, quien, como padre protector, la defendía de invasores y de altaneros sin gloria.

Ecuador: La patria de los valientes y guerreros de corazón ígneo, tierra fértil donde el sol se alza sobre los volcanes y la pintan de mil colores.

Ayer, ese era nuestro Ecuador.

Ya no somos Ecuatorianos, sino fatales prisioneros, testigos de lo que el ecuador fue ayer.

Hoy nos quebramos amargamente al presenciar lo que el ecuador es actualmente. Sentir su triste latir por medio de los temblores en la tierra y sus lágrimas a través de la abundante lluvia.

Hoy el ecuador sufre.

Hoy el ecuador agoniza.

Su desgracia se siente a flor de piel.

Hoy, los augurios son nuestro dia a dia, pero nuestra esperanza se mantiene firme, y esa nadie arrancara.

¿Pero, durará?

Ayer fue una bendición nacer en el Ecuador.

Hoy, tengo un inmenso miedo de él.

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En el texto hay: realismo, prosas, prosas poeticas

Editado: 09.06.2025

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