Cartas de Amor

Despedida de Amor

GRACIAS...

Esta vez no voy a repartir culpas, ni voy a seguir esperando disculpas por las lágrimas que causaste en los ojos que te miraban como si fueras el mejor acto de magia en el Universo entero. Esta vez te escribo con el único propósito de librarme de esta guerra inútil en contra de tu magnífico recuerdo, hoy cedo ante lo mucho que en realidad te sigo amando, hoy te perdono y me perdono por habernos ilusionado con un futuro que sabíamos que nunca llegaría. Yo te pido perdón por querer dar el golpe más fuerte y haber olvidado lo bueno ante lo malo, lo siento estaba enojado.

Te perdono porque nunca he guardado rencor, y no podría guardarlo hacia alguien que, a pesar de sus errores, me hizo infinitamente feliz. No puedo odiar ni sentir indiferencia por alguien que, de algún modo, me hizo entregarme completo, sin pensarlo, sin meditarlo demasiado. Te equivocaste, ¿y qué hay con eso? Todos lo hacemos, yo también lo hice.

No todo salió como planeábamos y esa es la vida recordándonos que cada día tenemos que vivirlo al máximo, porque no importa cuánto contemplemos hacer ciertas cosas, no todo es permanente, y algunas personas son una felicidad temporal, cuya presencia siempre hay que atesorar.

Por eso hoy no busco reprocharte nada, lo pasado es pasado, y nunca sabremos que hubiera sucedido si todo hubiese salido como queríamos, lo que sí sé, es que me has dado una lección enorme, y por eso te estoy agradecido de por vida.

Así que te perdono, y te pido perdón, porque somos un par de seres humanos que tropezaron, pero eso no nos hace ni más ni menos; a veces echando a perder uno aprende. Voy a admitir que haber coincidido contigo en esta vida, es una de las cosas más lindas que me ha pasado, y que, sigo creyendo que eres sumamente increíble.

Ahora que estoy aprendiendo a vivir sin ti, sin tu compañía, tus consejos, y tu hombro que me consoló cientos de veces, comprendo que los humanos pensamos que muchas veces vamos a encontrarnos con personas especiales, pero no es así, rara vez las conexiones entre humanos son así, y agradezco haberla tenido contigo.

Examinando la anatomía de lo nuestro, parte por parte, comprendo que quizá me dolió mucho tu partida porque esta es la única vida que conozco, y me hubiese gustado compartir más de ella contigo. Pero así es la vida, sola nos acomoda, nos quita, nos da, y al final terminamos donde tenemos que estar, por la mejor de las razones, incluso cuando nos tome un buen tiempo entenderlo.

Espero que sigas siendo el mismo, y que mejores con cada paso que das. Espero que sigas sonriendo, no puedes privar al mundo de algo tan hermoso. Espero que disfrutes esta vida que se te dio sacándole provecho, haciendo lo que más te apasiona. Espero que sigas siendo el mismo entusiasta y que alimentes tus ganas de cambiar cada día.

Así es como me doy cuenta que lo que sentía y siento por ti no es un juego, porque incluso cuando hubiera matado por ser la razón de tu felicidad, me toca ser quien se desprende de ti, porque tu felicidad está allá afuera, en conocer lo que descuidaste por estar demasiado ocupado complaciendo a la gente incorrecta.

Yo te deseo la mejor de las suertes, y no importa cuánto tiempo pase, en donde estemos, o la hora que sea, aquí voy a estar para escucharte una vez más.

Y te doy las gracias por recordarme que aún puedo enamorarme, que aún puedo emocionarme, que no soy tan mala persona como pensaba y que puedo llegar tan lejos como yo quiera. Gracias por las pequeñas cosas que al final hicieron una gran diferencia: tus mensajes, tú cantándome a la mitad de la noche, o llegando a mi casa a la 2 a.m. solo para darme un abrazo y un beso, tú dándome una mis primeras flores, esos tulipanes hermosos con el girasol, tú abriéndome la puerta en una primera cita, tu emoción al verme, tus abrazos y tu apoyo incondicional. Yo, al pie de tu puerta cuando me necesitaste, yo confesándote mis mayores miedos, yo bailando contigo, yo amándote como nunca lo había hecho, yo quitando esa coraza para que me encontrarás tal y como era. Gracias por hacerme mejor persona de lo que era hace un par de años.

Aunque hoy estemos en silencio y ninguno pronuncie el nombre del otro, quiero decirte que fue un placer amarte a destiempo, porque solo así hoy veo las cosas más claras y conservo lo bueno en un rincón especial en mi corazón.

Acepto con los brazos abiertos la verdad total: el hecho de que no me hayas amado como yo quería, no significa que no me hayas amado.

Así que aquí estoy yo, escribiéndote esperando que me leas, que te enteres que lo siento y te siento en cada palabra que acabo de escribir. Y todas las cosas que pensé saber sobre amor son nada, porque todo cobra un sentido totalmente diferente cuando aprendes a perdonar y a pedir perdón, y a mí no me queda más que sonreír porque me sucediste, porque tuve la oportunidad de tenerte cerca, porque pude escuchar tu voz que me contó cientos de historias sobre tu infancia, sobre tus miedos, tus hermosas carcajadas al quedarnos viendo el uno al otro, contándome lo que te anima y lo que te destruye.

Esta vez no escribo con enojo, esta vez escribo estas notas sobre el perdón pensando en ti por última vez. Hoy te perdono y espero me perdones; hoy me desprendo de lo que pudo haber sido, pero no fue, sin olvidar lo magnífico que se sintió estar contigo durante un largo periodo de tiempo, nuestro tiempo.

Hoy asimilo lo acontecido y desató la cuerda que me mantenía a flote en la orilla, hoy me voy a navegar, a empezar de nuevo, queriendo mejor después de lo que me has enseñado.
Muchas gracias...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.