—¿Preguntó por mí? —La voz de Sara suena más fuerte que la de Ethan, el pelirrojo y yo vamos hablando de la película que vimos la noche anterior, que solo él terminó de ver, ya que yo me quedé dormida.
—¿Quién? —pregunto confusa, demasiado pronto para razonar que, claramente, mi mente sigue atascada en la imagen de Chris Hemsworth y Tessa Thompson actuando juntos en la película.
—Brook.
La miro todavía confundida, sin entender qué tiene que ver Brook con nuestro tema. Cierro los ojos al darme cuenta de a qué se refiere, ¿cómo voy a escapar de esta sin decirle que solo nos ayudamos con los equipos? Sin duda, Sara se está empeñando en apegarse a mí todo lo que puede y ya no es algo agradable.
—Siento decepcionarte, Aubert, pero él solo me estaba buscando por lo que Alice me dijo. —Ethan responde por mí, con una amable sonrisa. Le miro sorprendida; eso no es exactamente lo que pasó, y no le he contado nada de la conversación al pelirrojo.
La mirada de decepción de la chica casi me hace mentir aún más y decirle que sí, que preguntó por ella y que le está preparando una bonita sorpresa, pero no puedo hacerlo, la heriría aún más. Suspiro y me cuelgo el bolso del hombro.
Ethan se queda con nosotras, todos en silencio, hasta que Charlotte llega de buen humor y empieza a contarnos lo que le sucedió en la noche. Los padres de la chica le estaban preparando una fiesta sorpresa, pero no supieron ser discretos y acabaron contándole lo que pretendían hacer.
—Vas a ir, ¿verdad? —Charlotte me pregunta.
—Comida gratis, ¿cómo rechazarla? —le respondo con otra pregunta, haciéndola reír.
El día pasa rápido gracias a Charlotte, que llena cualquier espacio en el tiempo con su entusiasmo. La realidad es que sus padres están intentando acercarse de nuevo a la chica y lo están haciendo bien incluso, al menos ella es feliz y eso cuenta mucho. Nos separamos en la cancha, hoy le toca a ella quedarse en el banquillo.
—¿White intenta matarnos? —cuestiona Zoë aún tendida en el suelo de la cancha, su caída fue el resultado de su encuentro con Jade, ambas mantienen las manos en el suelo con sus cuerpos doloridos.
—Vamos Zoë, solo fue una caída —se burla Lis, ayudándola a levantarse.
—Espero que mañana me toque a mí sentarme en el banquillo —se queja, arreglándose el cabello.
—¡Dejémoslo por hoy, chicas! —White grita.
Ayudo a Jade a levantarse y me dirijo al vestuario, la chica tiene peor aspecto que Zoë. La dejo con Charlotte, que la ayudará en lo que haga falta. Me doy una ducha rápida, me vuelvo a poner la ropa y salgo del vestuario, en el que todavía hay unas cuantas personas.
—¿La chica está bien? —La voz ronca de Brook me sobresalta, no lo había visto cerca de la salida—. Lo siento, no quería asustarte.
—No hay problema, y sí, Jade está bien. —Oigo los gritos de White con los chicos, quienes siguen jugando. Me vuelvo hacia Brook aún confusa—. ¿No se supone que debes estar allí?
—Mi día en el banquillo.
—Entonces deberías estar vigilando a tu equipo —le informo.
Mientras hablamos, caminamos juntos hasta la cafetería. No entiendo qué quiere, ya que acordamos vernos el sábado. Me siento en uno de los bancos y el cansancio se apodera de mí. Si Ethan tarda más de quince minutos, seguramente me dormiré aquí mismo.
—¿Se lo dijiste a Ethan? —inquiere cuando estoy acomodándome mejor en el asiento.
—¿Decirle qué? —respondo con otra pregunta, puesto que no estoy para pensar mucho.
—Sobre nuestra conversación, sobre el sábado —dice como si fuera obvio.
Apoyo mi cabeza sobre la mesa, mis brazos me sirven como una linda almohada. Bostezo, haciendo que me mire atentamente. Odio que me observen, lo descubro en este mismo momento. Sus ojos recorren toda mi cara y su expresión neutra me deja incapaz de averiguar qué está pensando.
—No, todavía no —respondo tras unos segundos, me está poniendo nerviosa con su mirada. Siento que mis manos suenan sin parar y que pronto él se dará cuenta—. Deberías darle una respuesta a Sara —digo de la nada queriendo quitar su atención de mí.
—¿Por qué? —indaga.
—Como está loca por ti, podrías ser sincero con ella —le aconsejo.
—La verdad le va a doler.
—Al menos ya no se hará ilusiones —suspiro, pensando en los miles de audios que tendré que escuchar cuando esto ocurra—. La verdad duele, pero también es liberadora.
—¿Cuándo le dirás la verdad a Tyler y Cohen? —vocifera contraatacando.
—No tengo nada que hablar con ellos —profiero.
Me detengo un momento, recordando a Cohen Martin. Contengo la respiración unos segundos, y Brook parece darse cuenta, afortunadamente sin decir nada. Este día no he hablado con el chico, he estado tan absorta en la felicidad de Charlotte que no he hablado con ninguno de ellos.
—El padre de Cohen es abogado, ¿no? —pregunto queriendo saber algo más del que fue novio de mi mamá.
—Sí, ¿por qué? ¿Has hecho algo fuera de la ley, Prescott?