Cartas de mamá… mi ángel guardián

Capítulo 8

Salimos de la escuela en silencio, conmigo esperando que él me interrogue pronto, cuanto antes mejor. Suspiro al ver el edificio en el que vivimos, Ethan sigue callado. ¿Debería empezar a hablar?

—¿Vas a salir con Brook o realmente existen las coincidencias? —pregunta mientras entramos en el ascensor.

—Sí, hablaremos de los equipos —contesto rápidamente antes de que piense otra cosa.

—Relájate Ali, es tu vida, solo estoy jugando al hermano molesto —vocifera dándome un poco de tranquilidad.

Nos reímos mientras entramos en el apartamento, que de nuevo está hecho un desastre. Ethan se dirige a ducharse mientras yo me concentro en terminar las lecciones necesarias para el resto de la semana. Me siento en el suelo, saco todo de mi mochila y encuentro algo que antes no estaba. Tomo el pequeño papel cuidadosamente doblado y lo abro, reconociendo la letra de Brook.

Sábado en el parque, a las 15:00 horas.

Guardo el papel junto al primero en mi bolso, concentrada en las tareas que tengo que hacer. Acabo desistiendo cuando termino la segunda, aún quedan tres más y no me apetece hacerlas. Saco la caja con las cartas de mi madre y agarro la tercera.

💌💌 Oh, mi pequeña Alice, me gustaría tanto poder ver tu carita, sentir tus deditos agarrando los míos, oírte llorar por las noches. Sentarme contigo a jugar, y ver los mismos dibujos una y otra vez. En este momento estoy en el salón viendo “PAW Patrol” mientras te imagino tumbada en mi regazo. Quisiera entrar en el apartamento y encontrar tus juguetes esparcidos por todo el suelo de la sala. Pedir pizza un viernes por la noche y ver cómo das tus primeros pasos. Tenía tantas ganas de verte volver loca a tu tía. Nuestra casa nunca será la misma, cada habitación tendrá algo tuyo. Me gustaría tener el placer de ver eso. Te estarás preguntando “si tanto querías conocerme y tener momentos conmigo, ¿por qué me dejaste?”. Oh, mi pequeña Alice, no sé ni cómo decírtelo. 💌💌

Se me llenan los ojos de lágrimas al terminar de leerla, es una carta corta, pero siento sus sentimientos en ella. La guardo con las demás, tentada a leer la cuarta carta, pero me contengo. Una al día, este es el acuerdo que he hecho conmigo misma.

—Una sesión de cine y fideos instantáneos, ¿qué te parece esa programación? —Oigo la voz de mi hermano mientras me limpio la cara.

—¿Solo otra vez? —Levanto la mirada hacia el pelirrojo que entra en la habitación vestido únicamente con un calentador.

—Sí, tus padres fueron a cenar con unos socios y mi madre está con Harry —comenta.

—¿No van a unirse nunca? —Hago la misma pregunta de siempre.

Eleanor y Harry llevan varios años de novios, pero no se sienten lo suficientemente seguros como para juntarse definitivamente. Sabemos que gran parte de la inseguridad proviene de Eleanor, que aún tiene presente el abandono de Ethan por parte de su padre, sin embargo, Harry es un buen tipo, al menos eso dice mi madre de él.

—Quizás lo hagan cuando vayamos a la universidad, pero entonces, ¿tú eliges la película hoy y yo cocino? —Me gusta su proposición.

—Buena idea —afirmo antes de que se retracte.

Me levanto del suelo ágilmente, dejando los libros en mi bolso. Caminamos juntos por el pasillo, separándonos al entrar en la sala de estar, Ethan yendo a la cocina y yo al sofá. Me tiro sobre el mueble y enciendo la televisión. Busco una película que aún no hayamos visto y acabo en una vieja, pero que me atrapa con la sinopsis. Lo mejor de Ethan y de mí es que tenemos gustos parecidos, lo que facilita mucho las cosas.

—La consejera del amor —pregunta el chico, sentándose a mi lado en el sofá con una olla en la mano.

—No encontré nada más que me llamara la atención —me justifico.

—Ok, entonces comencemos. —Es lo que más me gusta de estar con él, no pone objeción a nada de lo que se me ocurre.

Sin más, cojo uno de los tenedores que hay dentro de la olla, empezando a comer con él. Se supone que iba a ser un momento tranquilo en el que mi mente se relajaría y podría disfrutarlo sin problemas, pero la carta vaga por mi mente, preguntándome qué debo hacer a continuación.

—¿Crees que Amber y Logan no tuvieron hijos por nuestra culpa? —pregunto desviando mis pensamientos hacia otra cosa.

—No sé, ¿qué clase de pregunta es esa? —inquiere despreocupado.

—Me he estado cuestionando por qué no tuvieron hijos, vale que los dos dábamos mucho trabajo, pero eran tres, podían con tres bebés. —Todavía no entiendo por qué no quisieron tener un hijo en común.

—Deberías preguntarles —me incentiva.

—Les pregunté, Amber respondió que ya nos tenían a los dos y que no necesitaban más —respondo lo que me dijeron.

—Entonces debemos conformarnos con esa respuesta, ¿no? —Sabe muy bien que no me conformo con eso.

Le miro, haciendo que ponga los ojos en blanco antes de apagar la tele y coger el móvil. Sonrío abiertamente, me encanta cuando me entiende.

—¿A quién vamos a llamar? —pregunto con interés.

—A Kristín —manifiesta.

Espero pacientemente mientras Ethan busca el número de la mujer. Kristín Leigh es amiga de mi madre y fue la doctora de Loren durante su embarazo, sin duda fue ella quien me trajo al mundo. Al cabo de dos timbres contesta la mujer.



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En el texto hay: romance, drama, perdida y dolor

Editado: 25.04.2023

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