Elena caminó junto a Daniel, pero su mente no podía dejar de regresar a la conversación con Marc. Sus palabras seguían retumbando en su cabeza: "Si me das una oportunidad, te prometo que cambiaré."
"No, ya no," se dijo a sí misma, pero el eco del pasado parecía insistir. Era como si Marc aún estuviera presente, y lo peor era que, en un rincón de su corazón, había una pequeña duda.
Mientras caminaban por las tranquilas calles de París, las luces de la ciudad comenzaban a iluminar el horizonte, pero en la mente de Elena todo estaba cubierto por una sombra. Daniel, siempre atento a los pequeños gestos de Elena, le dio un apretón en la mano. "Te noto pensativa... ¿te pasa algo?"
Elena lo miró, y en sus ojos Daniel vio la tormenta de pensamientos que se cernía sobre ella. En lugar de responderle de inmediato, decidió hablar sobre lo que sentía sin miedo, sin temor a parecer vulnerable.
"Es Marc... apareció en la librería hoy," susurró Elena, con una ligera tristeza en su voz. "No me lo esperaba. Me hizo recordar tantas cosas..."
Daniel se detuvo por un momento, levantando una ceja. "¿Tu ex prometido?"
Elena asintió lentamente. "Sí, él... fue parte de mi vida hace un tiempo. Pero fue complicado. En su momento pensé que lo amaba, pero hoy lo veo... de una forma diferente."
Al escuchar esto, Daniel no hizo preguntas inmediatas, sino que la condujo hacia un banco cercano, como si supiera que necesitaba un momento para procesar sus emociones.
Elena se sentó en el banco, mirando al frente, y comenzó a hablar, como si las palabras salieran solas. "Lo conocí en la universidad. Marc era... perfecto, o al menos eso pensaba. Siempre había sido un hombre de familia, de esos que te prometen un futuro lleno de seguridad, sin altibajos. Pero... con el tiempo, descubrí que su promesa de amor no era suficiente. Nos comprometimos, pero me di cuenta que no lo amaba como pensaba. Al principio, me sentía atrapada en la idea de la vida perfecta, pero a medida que pasaban los meses, algo dentro de mí comenzó a cambiar."
Un flashback apareció en la mente de Elena, tan vívido como si hubiera sido ayer. Estaba en su departamento en Lyon, el lugar que compartía con Marc antes de que decidiera irse. Él, como siempre, estaba sentado en el sofá, leyendo el periódico, mientras ella organizaba unas flores en un jarrón.
"Elena, necesitamos hablar," dijo Marc, rompiendo el silencio.
Elena lo miró con curiosidad. "¿Qué pasa?"
"Creo que... deberíamos tomarnos un tiempo. Estoy viajando a Inglaterra por trabajo y necesito enfocarme en eso," dijo Marc sin mirarla directamente.
Elena se quedó en silencio, sorprendida por la frialdad en sus palabras. "¿Vas a dejarme aquí sola?"
"No es eso. Pero tenemos diferentes metas, diferentes caminos. Yo quiero construir algo, y tú..." Marc la miró fijamente, como si le costara más hablar de lo que en realidad le estaba costando. "Tú necesitas encontrar tu propio camino. Ya no podemos seguir como estábamos."
Elena no entendía. Las palabras de Marc eran tan dolorosas que casi podía tocarlas. "Entonces, ¿esto es todo?"
Marc se levantó, dejando el periódico a un lado. "Sí, Elena. Lo siento. Pero tengo que irme."
En ese momento, el sonido de la puerta cerrándose tras él fue todo lo que quedó. Elena, de pie en medio de la sala, miró a su alrededor, como si el mundo hubiera dejado de girar. Lo había perdido, pero a la vez, algo dentro de ella sentía que debía continuar.
El flashback terminó, y Elena volvió al presente, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y alivio. "Marc se fue sin decirme adónde. Sin explicaciones claras. Solo me dejó... sin más."
Daniel, que había estado escuchando atentamente, se acercó más a ella, colocando una mano suavemente sobre su hombro. "Eso debió ser muy difícil para ti," dijo con comprensión.
Elena asintió, una lágrima solitaria cayendo por su mejilla. "Lo fue. Pero después de ese día... decidí que no quería vivir para alguien más, para cumplir expectativas que no eran mías. Así que, me mudé a París, para encontrarme a mí misma, para ser libre."
Daniel se inclinó hacia ella, y sin decir una palabra, limpió la lágrima de su rostro con el pulgar. "Lo entiendo. Y yo... yo quiero que sigas siendo tú misma. No te preocupes por lo que pasó antes. Lo único que importa es lo que tienes frente a ti, ahora."
Elena lo miró a los ojos, sintiendo un calor en su pecho. A su lado estaba alguien que la aceptaba, que no la juzgaba por lo que había sido. Alguien que veía su verdadero yo, sin necesidad de promesas vacías ni un futuro que no podía cumplir.
La calma que sentía a su lado era tan diferente a la tormenta interna que había enfrentado con Marc. Y esa calma... era justo lo que necesitaba.