Cartas de mí, para mí

VI

Martes 2 de abril

No quiero...


Me siento mal, no quiero ser como aquellas personas de las que tanto me quejo y crítico, pero no reflexionó que estoy tomando su mismo camino, de que me estoy apropiado de sus formas de pensar, hablar y de actuar.
No quiero ser como ellos pero a la vez sueño con alcanzar lo mismo que ellos han obtenido.
No quiero dañar a los demás como me han dañado, humillado y ofendido como a mi, pero no quiero tomar otro camino que no sea el que da "el poder". No me refieron entreamente al poder adquisitivo que es porpio del dinero, si no del tipo de poder que nos concede el decidir por nosotros mismos.

El poder de decidir, de pensar, hablar, actuar pero sobre todo el de sentir.
Aunque pueda ser improbable de creer, hasta los monstruos tenemos sentimientos, y queremos ser aquello que tanto hemos admirado desde lo lejano.

No quiero dormir pensando que moriré así como he estado viviendo, pero no me queda otra salida más que la que me ofrece la "del camino fácil", el camino que deciden recorrer aquellos que se han rendido y que son tachados por "cobardes".
Pienso, que naturalmente nadie quisiera llegar a ese punto de decidir dejarlo todo atras, porque, quien en su sano juicio y estado emocional sano se prohibiria de cosas, experiencias, así como de personas tan hermosas y extraordinarias.
Sin embargo, la obscuridad que nos embuelve y nos desgarra con sus filosos dientes, no es más que nuestro cruel verdugo, que poco a poco nos va llevando al anhelo  por encontrar alguna salida que nos brinde la paz, la felicidad de una mejor vida, la satisfacción de lo logrado y del reconfort de lo que se deja.

Aunque sea un monstruo que solo sabe dejar un caos por donde pasa, no quiero dejar este mundo... No quiero dejarlo todo y ser recordado como un cobarde, como un malagradecido con la vida que se me otorgó, pero... Mi corazón y mi mente me dicen que ya no debo seguir más aquí, que mi lugar estaría mejor en otro lado, uno donde no siga dañando a los demás, donde ya no siga estorbando ni causando problemas.
Al fin de cuentas, qué he hecho además de caos y dolor, qué e logrado además de insultos y de dolor, solo sirvo para hacer el mal, eso es lo que siempre me repiten.
Y que aunque haya nacido como cualquier otro ser inocente, solo he logrado hacer lo peor de lo peor, siempre.

Seré un ser exagerado, seré un ser hipócrita, seré la peor persona del mundo, pero hasta yo siento el dolor, la descilucion, la traición, la impotencia, la humillación... Lo puedo sentir todo. Irónicamente, este negro corazón sentimentalista, esta cobrándome todos mis pecados.

Cada vez se hace más frecuente este dolor tan característico que llega como un pinchazo, tan potente y fugaz como el estallido de fuegos artificiales.
Paradojicamente, este suceso se da a causa de alguna cosa, persona o situación que me cause una alegría o risa sincera, aquellas que realmente despiertas ese lado alegre, inocente y tranquilo, que me haga olvidar aunque sea por un segundo, mi personaje del orgro del cuento. Por un momento siento que mi corazon se estruja, curiosamente a causa de alguna alegría jenuina y espontánea.

Ahora que lo pienso, si esta será la forma de dejar este mundo de obscuridad, no pienso que sea algo malo. Siempre digo que habrán cosas peores. 
El despedirse de ese mundo gracias a un estallido se estrellas en el corazón puede ser el mejor regalo para un ser como yo.
No me atrevo a pedir más, ni mucho menos a tomar por mano propia otro camino que me lleve a tan deseado descanso. No me merezco mejor final que ese.




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