Cartas de mí, para mí

VIII

Miércoles 3 de abril 

Un saludo

Como si la vida tratara de decirme algo, que aun no logro descifrar con precisión, hoy la muerte se ha hecho presente.
Ayer, como en muchas otras noches me quede dormida con la reafirmación sobre la decisión que había tomado, así como reflexionado desde hace algún tiempo atras.

Y ahora hoy en la mañana la muerte, como si la hubice invocado, ha llegado a mi vecindario, no obstante, creo que se equivoco de casa, o tal vez solo quería darme un saludo, manifestando su verdadera existencia.
No es un juego lo que implica la presencia de tan impactante suceso. Sin embargo, mi decisión sigue siendo la misma que la de ayer. 

Tal vez sean mis ganas por llamar la atención de los otros, por más que diga lo contrario, no obstante, quiero, por una vez en mi vida hacer algo bueno, y desde lo más profundo de mi pequeño corazón siento que esta es la mejor decisión que puedo tomar. 

Cada vez me decepcionó más de las personas, incluyéndome. Sigo desconfiando de todos, incluyendome. Continuó con mi negatividad sobre lo que sucede y manifiesto que siempre hay una segunda cara mucho más sucia y fea de la que muestran, incluyéndome. 

El tratar de ser otra persona aun estando en esta misma piel me es muy difícil, así como yo no confío en los demás ellos ya no confían en mi. Es el karma tal vez, pero yo misma me he encerado en esta cárcel fria que cada día se vuelve más pequeña, en la cual el oxígeno me es más escaso y la soledad me tortura a mas no poder. 


No todo es como aparece, pero no todo es como queremos. Es inevitable muchas veces el ser inmunes al daño que podemos recibir,aunque tratemos de fingir y de engangañar a los demás, solo estamos lambiendo nuestras heridas tratando de que estas sanen y que con el tiempo dejen de doler, pero sabiendo que dejaran una marca que ni con los años y el extremo cuidado dejaran de estár marcadas en nuestra piel.

 
Que foltaleza de aquellos que a pesar de todo lo vivido, saben valorar y sobrellevar esas heridas de vida. Que grandeza tan natural puede haber en aquellos que se enfrentan a la marea contando solo con su propio ser, con sus propios valores, ideales y temple. Que grandeza hay en lo que no sabemos apreciar.




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