¡Al fin soy libre! ¡Soy independiente!
Sí… Es muy temprano para eso. Apenas somos unas crías que han superado el primer nivel del la vida.
Ahora es que se viene lo bueno. El mundo, la vida, el universo o Dios nos pondrán a prueba en indefinidas veces con situaciones tan complicadas y desesperantes que podrían desequilibrar a cualquiera.
Porque a todo el mundo le pasa y sería estúpido decir que nadie tiene ese tipo de vivencias. El cómo y cuando lo superamos son cosas completamente diferentes. Es allí en donde logramos diferenciamos de los demás.
¿Qué nos espera en el futuro ahora que subimos de nivel? Cosas complicadas y estresantes que nos pondrán a prueba y nos subirán la adrenalina al máximo.
Tal vez la vida sea una carrera individual y en este momento es el punto de partida. Diecisiete años y contando, y ya me tengo que preocupar por el dinero. ¡Vaya! Que quizás me convierta en un viejo tacaño en el futuro.
Está bien pensar que todo es pasajero porque la verdad, es que lo es. Cosas van y vienen y nuestra decisión de recordar esos sucesos es lo que hace que se mantengan en nuestra historia, en el mundo en el que vivimos.
Quiero recordar: por los buenos y los malos momentos. Por las cosas inútiles pero graciosas. Quiero recordar cada uno de mis fracasos y éxitos.
Para el futuro y para mí mismo. Porque quiero crecer aunque tenga miedo. Quiero avanzar aunque este temblando. Quiero salir adelante aunque el mundo se caiga en mis hombros.
Porque todos llevamos nuestro pequeño mundo a cuestas sin que nadie se dé cuenta.
¿Qué si hay miedo? ¡Claro!. Como si no fuese humano… Todo ser viviente puede llegar a ser presa del miedo. Vaya depredador silencioso que teníamos y ni siquiera nos habíamos dado cuenta. Es humano y animal sentirse así ante las cosas desconocidas que podrían llegar a ser peligrosas para uno mismo. Por eso tratamos de alejarnos. Aunque exista otra clase de ser que le guste experimentar ese tipo de experiencias.
El punto de todo esto es: que en realidad no hay un punto en concreto que quiera tocar.
Me gradué. Soy feliz y al mismo tiempo nostálgico por eso. Ahora me toca escoger una universidad de mi gusto y que aparte acepten a personas como yo. Para nada fácil pero para nada imposible.
Estoy nervioso, claro. Estoy a punto de experimentar cosas nuevas. Quizás buenas, quizás malas.
Pero no me haré tanta mente sobre eso, no gano nada en absoluto solo atormentarme. Para eso, solo necesito entrar en acción, para saber que me deparará el futuro próximo.
O eso solo es una parte interna de mí, que quiere ser optimista ante los pensamientos negativos que me persiguen diariamente y me preguntan sobre lo que haré a partir de ahora.
¿Entonces, qué haré?
Vivo dudoso ahora y con unas ganas tremendas de devolver el tiempo para poder disfrutar mis momentos de comodidad que experimentaba antes de la graduación. Solo que eso es imposible y esos instantes que viví, ya no existen.
A partir de ahora tengo que crear más momentos agradables que valgan la pena recordar hasta el fin de los tiempos. Solo que no es tan fácil. La ansiedad, hay días que ni te deja pensar, solo llegan un montón de ideas dispersas que solo hacer un ruido tormentoso que vuelve loco a cualquiera.
A lo mejor y yo ya estoy loco, solo que no me he dado cuenta.
¿Que debo hacer ante esta situación?
Me preocupa la parte práctica y física de la vida. También tengo sentimientos, no soy inhumano, pero eso es una necesidad secundaria a menos que se trate de algo que amerite mucha atención. El punto es que no me preocupo de cosas como, ¿Quién soy? ¿Que soy? Y ¿Quién seré en el por venir? O por lo menos eso aplica para mí.
Me preocupa es el, ¿Qué haré a partir de ahora? ¿Qué universidad me aceptará? ¿Qué carrera escogeré? ¿O sería mejor trabajar? ¿Y si hago las dos cosas? ¿Tendré que vivir en otro lugar? ¿Me convertiré en un mantenido? ¿Qué tipo de bienestar estoy aportando a mi familia?
Ese es el tipo de cosas que ahora rondan por mi mente.
Extraño a aquellas personas de mis recuerdos, no lo niego. ¿Para qué si ya todos se dieron cuenta de mi debilidad? Es imposible negar que en efecto les eche de menos. Tanto a las personas como a los lugares que deje atrás.
Incertidumbre. Gran compañía la que he tenido con ella. ¡Magnifico!, y espero que se note el sarcasmo.
Sí, es cierto. Me puedo sincerar contigo: tengo miedo al igual que tú. Sobre qué es lo que pasará mañana o si lo podré lograr. Y en todo caso que las cosas salgan mal qué es lo que tengo que hacer.
Vaya, nunca pensé que usaría tanto mi cerebro para algo más que no fuese las matemáticas. Quizás y esto sea parte de crecer: el preocuparse y planificar sobre el futuro.
¿Qué tendría que hacer entonces para superar esto?
A lo mejor tener valentía y paciencia. Confianza e inteligencia. Sea cual sea la que se necesite estoy dispuesto a vender mi alma para obtenerlas. Porque podría ser aplastado por los deseos de otros y eso sí que no lo voy a aceptar.
Aunque apenas soy un crío que no sabe nada, lo más probable es que en algún momento tenga que tragarme mis propias palabras como anteriormente lo hice.
Fuerza. Sí, la necesito al igual que tú. Para sobrevivir ante el mundo y los distintos seres que la habitan. Para encarar todo eso que da miedo y pavor. Para superar los obstáculos sin tener que llorar y huir. Para así, por fin, madurar lentamente de manera consciente y sabia.
Porque la vida es una lucha constante en donde se pone a prueba la fuerza y astucia de cada quien.