Cartas de un demente

Capítulo 2

Los veía tirados como perros en el suelo de mi propia casa, con incontables acuchilladas en su cuerpo, a él, con un corte en su nuca, a ella con sus ropas desgarradas y cubiertas de sangre por la lucha que hizo para que ese hombre  no la tocara.

Era otra de mis pesadillas, otro de mis tormentos que ya se habían acostumbrado a hacer su temible aparición a mitad de la noche, después de esa pesadilla me había quedado despierto el reloj de la pared de mi habitación marcaba las 5:30 AM, aun faltaban un par de horas para que nos mandaran a despertar me acosté boca arriba y me quede viendo fijamente el techo, pensando en cómo sería mi vida, si no me atormentaran mis pesadillas, en como seria todo muy diferente a como es recientemente.   

-No la toques infeliz, déjala en paz, ¡PAPÁ!, Papi has algo levántate le hace daño a mami.

Escuchaba como alguien me llamaba entre mis sueños…

-Fred, debes despertar o te vendrán a levantar a puros electrocútones.

Abrí mis ojos y vi a Helen.

-Buen día Helen.

-Buen día pequeñín.

-Ahora me levanto no quiero que vayan a retarte por mi culpa.

-Veo que has dormido un poco.

-Sí, aunque las pesadillas siguen presentes-Sin nada más Helen se marcho.

Tome una ducha fría y no bien salía de la ducha y ya me estaban llamando por las bocinas del psiquiátrico, esas malditas bocinas y el director del psiquiátrico me estaban colmando la paciencia o más bien, la poca que me queda, cuando entre a mi cuarto encontré allí a la detective Stone y se me ocurrió una idea para cabrearla.

-Detective Stone que bonita sorpresa.

Le dije con una sonrisa picara para cabrearla más de la cuenta.

-Fred

Dijo ella de manera seca y muy cortante.

-¿En qué puedo ayudarle?

-Poniéndose un t-shirt me ayudaría mucho.

-Está viendo mis marcados abdominales la demencia ayuda mucho a estar en buena forma.

-No me interesan sus abdominales Fred, vístase porque le espero en la sala de interrogatorios.

-No.

-¿Qué ha dicho?

-Aparte de estúpida y mandona, también es sorda agente, no pues esto es el colmo.

-O mejoras tu manera de dirigirte a mi o te encerrare durante mucho más tiempo del que tengo pensado.

Ella se dio la vuelta dispuesta a irse y paró en seco al escuchar mis palabras.

-¿Por la muerte de Liza?

-Te espero en la sala de interrogatorio Fred.

Dijo esta aun dándome la espalda.

-No, no iré a esa maldita habitación a encerrarme de nuevo, si quiere interrogarme será en el jardín en el banco solitario que está a pocos centímetros de la fuente.

-Como quiera Fred, pero tenga presente que hoy vine dispuesta a hacer mi trabajo y no a aguantar sus demencias.

Antes de que pudiera decir algo más ella giro la perilla y salió de mi cuarto dejándome allí en una total soledad y con un silencio escalofriante.



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En el texto hay: asesinato misterio suspenso

Editado: 23.11.2019

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