Cartas de un demente

Capítulo 21

Cuarta Carta.

29/diciembre/1970.

Orfanato Infantil Alegría.

Camine tanto hasta que llegue a ese pequeño orfanato el cual estaba un poco alejado de la ciudad en donde estaba hospedado antes de la desgracia, yo solo toque a la puerta y esa mujer, con cara de pocos amigos me recibió, con un fruncimiento de cejas.

-¿Te puedo ayudar en algo?

-Pues en realidad sí, estoy lejos de casa, mis padres están…- yo ni siquiera podía decir lo que paso, aun no podía creerlo, seguía pensando que esto era una pesadilla y que mis padres seguían allí, que tal vez estaba en un viaje de negocios y me habían dejado con mi nana pero, esa no era la realidad, Fabiel no lo sabía, pero Fred Willars sí- no sé donde están-la mujer no estaba muy segura de permitirme entrar pero, lo hizo, y fue la primera en mi lista negra.

En realidad ella aparentemente era la única que estaba de mal humor con el mundo, al igual que yo, Fabiel lo entendía, Fred no, desde el momento en el que empezaba a referirse a sí mismo en tercera persona, supo que debía hacer algo, ese algo, era escribir todo y algún día, alguien podría leer sus cartas, esas por las que todas sus víctimas tendrían interés, todo me fue interrumpido por la directora del Orfanato, Gillian Mayer, una mujer de no más de 60 años.

-¿Cómo dices que te llamas niño?

-Soy Fa…-Regla número 1, Fabiel Montero esta muerto- Fred Willars.

-¿Cómo se llaman tus padres?

-Ellos nunca me dijeron sus nombres verdaderos.

-¿Cómo los llamabas entonces?

-Mami y Papi.

-¿Qué edad tienes Fred?

-8

-¿Dónde vivías?

-En los callejones de una ciudad, no recuerdo su nombre- Seattle.

-No has de venir muy lejos, ya que viniste caminando.

-No lo sé, he tomado un tren, encontré una papeleta en la acera.

-Te quedaras con Peter Stewart en la habitación #04.

Asentí sin decir media palabra y me fui a la habitación del chico este, ya cuando estaba frente a la puerta no me hizo falta ni siquiera tocar porque el chico me esperaba con la puerta abierta y una enorme sonrisa, patético.

-Hola mi nombre es…

-Peter Stewart- le interrumpí, regla #2 nunca olvides los detalles importantes, demuestra que no eres estúpido, y tienes el control.

-Tu cama es la de arriba.

-Quiero la de abajo.

-Pe… pero la de abajo es mi cama.

-Yo la quiero, así que ahora es mía- Regla #3 nunca dejes que la gente te ponga reglas, las reglas las pones tu.

Y como noches atrás, no pude dormir nada, porque seguía siendo invadido por mis pensamientos de venganza, yo solo pensaba en como vengar la muerte de mis padres y esa noche Peter fue quien me dio la maravillosa idea.

 

 

 

 

 

 

 

 



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En el texto hay: asesinato misterio suspenso

Editado: 23.11.2019

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