Quinta Carta.
31/diciembre/1970.
Peter Stewart.
Era la madrugada del 31 de diciembre, exactamente 6 días después de que me arrebataran mi felicidad y Peter Stewart mi nuevo compañero, dormía plácidamente en su cama, en el orfanato no solían dejarnos celebrar el año nuevo, no más que hasta las 1:00 AM y luego nos mandaban a dormir.
Miraba a mi compañero dormir mientras recordaba perfectamente lo que había pasado el día anterior…
La mañana después de que llegara al Orfanato, resulta que alguien se había orinado en las sabanas de la cama, en nuestra habitación y cuando la señorita Sol pregunto quién había hecho aquello, Peter Stewart dijo:
-Fue el nuevo, señorita Sol, Fred.
-Fred Willars, te encargaras de limpiar las sabanas de tu cama- Regla #4 nunca dejes que te acusen sin pruebas.
-Señorita Sol yo dormí en la cama de abajo.
-Pero tu cama era la de arriba.
-Sí, pero le dije a…
-Basta Fred Willars, ve y lava las sabanas-En silencio fui y lave las sabanas, pero, eso no era algo que se quedaría así.
En la noche cuando todos se habían ido a dormir yo seguía allí, despierto, pensando en cómo vengarme de Peter, me levante de mi cama y subí por las escaleras del camarote, lo vi dormido plácidamente y de repente, todo paso delante de mis ojos, Peter estaba orinándose en la cama, eso aumento mi coraje así que tome las mismas sabanas en que él se había orinado y empecé a estrujárselas en el rostro, ver su cara de terror al sentir eso fue tan, ni siquiera tenía la palabra correcta para describir ese sentimiento de superioridad que aumentaba en mi, y cuando el dejo de luchar con todas sus fuerzas lo envolví en sus sabanas, con todo y cabeza y lo deje allí, volví a mi cama y fingí dormir, a la mañana siguiente la señorita Sol fue a buscar al pequeño y mentiroso Peter y su cara de horror me daban ganas de carcajearme, pero, regla #5 gánate la confianza de todos y cuando la tengas, tendrás el poder de hacer lo que quieras con esas personas.
Peter me había dado el poder y todos pensaron que él se había asfixiado con sus sabanas al estar arropado con todo y cabeza, sin saber que el responsable de eso, era yo.
En cierto modo debí darle las gracias a Peter, y ¿Qué mejor manera de hacerlo sino siendo mi primera víctima en estas cartas?
-Adiós Peter, espero que donde quiera que estés, no seas tan mentiroso.