Cartas de un demente

Capítulo 24

Séptima Carta.

03/Abril/1972.

Decimo cumpleaños.

Feliz cumpleaños Fabiel Montero…

Acostumbraba hacer eso desde que caía la madrugada de “mi cumpleaños”, felicitaba a mi buen amigo del más allá, aquel que había muerto en aquella casa, junto a sus padres.

Nadie sabía cuando era mi cumpleaños, puesto que yo nunca se los di a saber, en ocasiones llegaron a preguntarme y simplemente respondía con un levantamiento de hombros o una mueca, todos estaban acostumbrados a mí, puesto que ya llevaba dos años en este horrendo lugar, pero, necesitaba desarrollarme, cambiar para que cuando ejecutara mi plan de venganza, nadie supiera de mi, los hombres nos desarrollamos con mayor lentitud que una mujer, y por dicha razón decidí adelantar un poco mi crecimiento, y no como puedes llegar a pensar, sino que empecé a hacer ejercicio en exceso, logrando que con tan solo 10 años tuviera el cuerpo de un chico mayor, a parte de mi físico empecé a desarrollar mi capacidad mental, la mayoría del tiempo me la pasaba metido en un montón de libros y no corriendo como mis compañeros en el Orfanato, o sea que según mis cálculos en un par de años seria todo un cerebro andante con cuerpo de levanta pesas profesional, rompería el estereotipo cliché de los atletas estúpidos y descerebrados.

Cuando cumpliera mis 18 estaría listo, para salir de mi capullo, pero por ahora debía seguir desarrollándome, debía seguir experimentando, para luego llevarlo a la práctica; regla #8 la practica sin teoría es como discutir sin saber de lo que estás hablando, yo no tenía la mente de nuez de una persona normal, yo era Fred Willars, el chico con la mente más extensa que podrías ver, escuchar o siquiera imaginarte.

Regla #9 ponte en la cima, nadie más lo hará, y para estar en la cima, necesitaba llegar a mi metamorfosis, cosa que no sería tan sencilla, pero, regla #10 el dinero no crece en las plantas, debes fabricarlo, así pasa contigo.

Mi decimo cumpleaños transcurrió igual que años anteriores, felicitaba a mi yo del pasado, le cantaba y seguía con mis tareas diarias, nada especial, la única cosa que seguía conservando de mi pasado era a…

-Te extraño tanto Lilí, no sabes cómo me gustaría estar contigo, abrazarte y escucharte decirme lo mucho que me quieres, ojala y nunca, nunca olvides lo que me prometiste, porque te juro que volveré por ti.

 

 

 

 

 

 



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En el texto hay: asesinato misterio suspenso

Editado: 23.11.2019

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