Vigésima primera Carta.
19/Febrero/1985.
No puedo matarte.
Marie se encargaba de cada día hacerme mucho más feliz que el anterior y eso me impedía tantas cosas como lo era el deshacerme de Camille y Morgan, ellos nunca estaban pendientes de algo más que no fuera la pequeña y justo hoy estaban aun más ocupados, la pequeña estaba cumpliendo sus cinco años de edad y estaba embriagando a todos con su sonrisa.
-Tío Fred ¿Me ayudas a servir las galletas?
-Claro.
Le tenía un cariño especial a la niña pero, por favor no creerán que era un meloso con ella llamándola mi princesita y todo eso, aunque quisiera no podía puesto que para mí era difícil expresar mis sentimientos y por más que amara a mi nueva ahijada no cambiaria el monstruo que llevaba verdaderamente en mi interior, la vi subirse sobre la encimera y cuando mire a su lado vi la oportunidad perfecta para deshacerme de estos sentimientos, una caja de cervezas estaba a punto de caerle encima pero, la detuve antes de que sucediera.
-Gracias tío Fred.
-No es nada.
Marie tomo las galletas y fue hacia la estancia a repartirlas.
-No puedo matarte, no puedo hacerlo.
-¡Tío trae las sodas!