Vigésima Tercera Carta.
21/Diciembre/1988.
Te abandono.
Caminaba con la pequeña Marie en brazos, pues tuve que meterle algo para que no despertara hasta llegar a donde sería su nuevo hogar.
-Lamento que hayas tenido que presenciar eso, ni siquiera sé porque volviste Marie, esto se pudo haber evitado si no hubieras estado en un mal momento y en el lugar incorrecto.
Nuevamente veía ese orfanato, ese que había dejado atrás hace años, la deje en la puerta, deposite un beso cálido y lleno de todo el amor que me quedaba y toque la puerta con fuerza, justo después Sali huyendo de allí sin mirar atrás, sin arrepentirme de nada, porque si lo hacía, volvería por esa niña y debería enfrentarme a lo que vengan sin terminar mis planes.
-Hasta nunca pequeña.