Trigésima Quinta Carta.
04/Julio/2002.
Liza Stone
Maldije durante tantos días el que tu existieras Liza, no quería secuestrarte, no quería acosarte, mucho menos quería matarte; pero debía hacerlo, no podías andar por ahí, recordándome en quien me había convertido. Eras tan parecida al pequeño Fabiel Montero aquel niñito que deje en esa casa, llena de los restos de esas personas que lo habían creado, esas personas que tenia tanto por vivir, y las mato un infeliz.
Supongo que me gano la ira, por eso termine matándote. Aquí no es donde empieza nuestra historia pequeña Liza. Supongo que empecé por el final para darle un toque más interesante a la historia.