Trigésima Octava Carta.
10/Noviembre/1994.
Verónica Hooke
No espere mucho tiempo para ejecutar mi brillante plan contra la “jefa”, la descarada me sacaba de mis casillas y la verdad empezaba aburrirme de su intento fallido de sentirse superior a mi y a todos, pero claro que mucho más que yo, todo por el simple hecho de haberla rechazado.
No les abarcare mucho esta lectura solo les diré lo relevante, Verónica tuvo un “accidente” de coche, una persona no reconocida aun había cortado los frenos de su coche, una completa lastima…
Al día siguiente fuimos todos los de la empresa a su funeral, y pues…
-Entonces… ¿Queda claro quien siempre será el jefe?- algo un tanto psicópata de mi parte, pero… ¿Quién ha dicho que soy cuerdo?