Cartas de un mentiroso enamorado

Parte siete

Me animé a escribirte esta carta porque nos vemos poco tiempo y la verdad es que todo el día solo pienso en ti. Te has vuelto como la dueña de mi mente, siempre te tengo presente, no hay minuto ni segundo que no lo emplee para dedicarte un pensamiento.

Jajajajaja. Jajajaja. Lo… lo siento, jajajaja. No puedo dejar de reír. ¿Acaso también pensaste que esto era verdad? Bueno, si fue así, logré mi propósito: engañarte otra vez. Siento que si hubiera querido ser sincero solo te hubiera dicho que a menudo vienes a mi pensamiento y es extraño que suceda algo así con el poco tiempo que tenemos de conocernos. Pero ir al extremo de decirte que todo el día pienso en ti, se me hace de lo más exagerado que he escrito. No logro concebir cómo soy capaz de mentirte de esa forma, pero menos que tú me creas.

Y es que ustedes piensan más con el corazón que con la mente. Nosotros usamos el corazón para lograr un objetivo que tenemos en la mente. Tú ya sabes cuál es. Nos encanta presumir que hemos ligado a una nueva chica. Sube nuestro ego, nuestra hombría tiene mayor categoría y el respeto de los otros hombres es mayor. Nos encanta pavonearnos entre los demás con una chica y con otra, para que todos vean nuestra capacidad de conquista. Claro, la chica tiene que ser bella, no por nada te elegí a ti.

CORTE: Lamento mucho decirte todo esto, pero prefiero que conozcas la verdad sobre aquellos que utilizamos ese tipo de método para ligarnos a una muchacha. Cuando detectes en alguno de nosotros cualquiera de estas tácticas, sabrás qué clase de hombre estás a punto de dejar entrar en tu vida.

Explícame preciosa niña, ¿qué me has hecho? Creo que me has hechizado con tus ojos, pues no dejo de pensar en ellos. Cuando me miras no sé qué me pasa, creo que me debilitas, eres como una droga para mí.

Ah, mira, algo importante en esta partecita de la carta. Juguemos a que tú me hechizaste. “No puedo dejar de pensar en ti”. “Algo me hiciste”. “Oh, ya salte de mi pensamiento, todo el día lo ocupas”. Es como un jueguito. Como cuando el gato atrapó un pobre ratoncito y lo lleva a un lugar donde es difícil escapar. Sin embargo, lo libera un poco para que se sienta libre, y cuando intenta escapar, el gato lo vuelve a hacer su presa. Así jugamos a que yo he sido atrapado en tus redes. Invertimos papeles. Tú eres la caza-chicos y yo soy el ingenuo e indefenso muchacho que cae en tu trampa. ¡Tú me has hechizado! ¡Oh, soy presa de tu amor! ¡Prisionero de tu corazón! ¡Qué romanticón! ¿No? Jajaja. Pero sabemos bien que no es así, que tarde o temprano me quitaré la máscara de oveja y te mostraré el audaz lobo que soy.

Por otro lado, hablar de drogas es ir más allá de una simple carta de amor. ¿Te has preguntado si consumos algún tipo de enervantes, bebidas o si me da por fumar? ¿Hemos hablado de mis vicios, de las cosas “malas” que me gusta hacer? Seguramente no sabías que a veces tomo alcohol. Que si tengo cierta edad suelo ir a las cantinas con mis amigos, los burdeles, casinos y “lugares de mundo” que otros llamarían de perdición y se escandalizarían si lo supieran. Suelo pegarme mis borracheras algunos fines de semana. Lo que  gano en el trabajo lo uso para mis fiestas, y claro, es un vicio que estoy comenzando desde ahora que soy joven para tenerlo por el resto de mi vida, no me importa lo que me digan los demás. Soy malhablado, digo groserías a cada segundo y eso no lo pienso cambiar nunca, jamás. ¿En qué clase de persona me convierte eso?

También me gusta “enamorar” morritas, alguna otra tontita que me haga caso. Les dedico algunas canciones de arrepentido si las hago sentir mal y ya las tengo comiendo de mi mano otra vez. ¡Oh, las mujeres suelen de pronto ser tan ingenuas! Conozco otras palabras para decirlo. Porque mi lenguaje tampoco es muy limpio y puro. Niña, ¿me has escuchado hablar? ¿Digo algo que manifieste inteligencia en mi cerebro o limpieza en mi corazón? ¿Las palabras que utilizo son de un ser humano educado, listo, entendido, que expresa coherencia y sentido en su lenguaje? ¡Claro que no! ¡Ni me gusta la escuela! Entonces, ¿qué futuro te puedes esperar con alguien así? El peor de todos: la miseria y el sufrimiento, el dolor y el desconsuelo. Después no digas que no lo sabías.

Mis amigos se la pasan escuchando corridos y yo también, no tiene nada de malo. Seguido piensan en meterse de narcos y la neta a mí también me anda por esos rollos, pero no sé, a la vez me da miedito que me maten. Pero como dicen por ahí, “vale más vivir cinco años como rey, que cincuenta como buey”. Tal vez los narcos no viven mucho tiempo, pero viven bien el tiempo que viven. Aunque ahorita no tengo necesidad de eso. Esto jamás te lo diría eh, ni creas que te voy a confesar que tengo estos gustos, ni ninguno de los secretitos que aquí te digo; ni que te tuviera tanta confianza.

Pero de una cosa puedes estar segura y jurarlo si más te gusta: si yo creo en la virgencita, en diosito crucificado y malverde, voy derechito por este camino, porque a esos “santos” ni les hago caso. Imagínate, a veces ni a mis papás les hago caso, menos a unos monos pintados, que, es cierto, a veces traigo colguijes en el cuello y las muñecas, pero solo de adorno, porque los demás también lo usan, para aparentar y a veces hasta apantallar. Las mujeres creen que uno es muy religioso, pero na, yo me mando solo, diosito sabe que hago lo que quiero y como él me creó, él debe cuidarme.




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