Eso que tú tienes quiero yo. Sí, eso que hay ahí en tu corazón es lo que yo más quiero. Quiero tu amor, corazoncito de azúcar. Tus palabras son música y tu aliento huele a rosas. Tus cabellos tan bellos. Tu piel, suave y delicada, que necesita ser tratada con mucho primor y amor. Yo te cuidaré por siempre amor mío, seré tu guardián, tu guardaespaldas, tu guarura y tu protector. Jamás te haré daño ni lastimaré tu hermosísimo corazón. Nunca te haré sufrir, pues desearía mi muerte antes que verte derramar una lagrima por mí.
¿Me crees? Dime la verdad, ¿apoco no debí ser poeta? Mi composición escrita resulta melodiosa, dulce, suave, hermosa, meliflua, risueña, entrañable… ah, ¡qué bello soy! Imagínate, tú, una muchacha de buenos sentimientos, inocente, a la que no habían enamorado antes y llena de ilusiones, pretendida por alguien como yo, apuesto, guapérrimo, sensible y escribiendo estas cosas, está de pensarse, dejarme ir sería una estupidez de tu parte. Pues mayor estupidez sería creerme, porque, lamentablemente para ti, todo esto es una vil MENTIRA.
Créeme, niña, nunca perderé de vista mi objetivo, jamás. Ni tú, por más cándida, mansita, dulce y tierna que seas escaparás a mis pretensiones. Si yo no trato de hablar con tus padres o decirles mis intenciones contigo a ellos directamente a los ojos, entonces deberás saberlo: soy todo lo que te he dicho. El cobarde siempre querrá estar oculto. Si te propongo salidas a solas, donde nadie nos conozca, quiero de ti otra cosa diferente de tu amor. Y más todavía si al lugar donde vamos solo me la paso tomándote la mano, dándole apretones y buscándote los labios. Quiero que lo sepas para que no digas que no estabas advertida, cada vez que veas este tipo de actitudes en mí, solo quiero llevarte a un lugar donde pueda lograr mi objetivo, el cual ya sabes. Insistiré, insistiré tanto como sea necesario hasta lograrlo. Y te diré tantas tonteras como pueda. Ustedes son fáciles de engañar. Más cuando no saben cuál es nuestra intención, así que no tendré problema para ello. Ya estás advertida niña, sé precavida incluso conmigo. Date a respetar si deseas que piense que eres de valor. Yo he perdido principios.
Mi manera de hablar, las canciones que escucho me delatan. Una mentalidad perversa y torcida es lo que me domina. Escucha mi lenguaje y mi visión de la vida y considera si soy alguien que vale la pena, o si solamente te busco con la intención de lograr eso que ya te he venido diciendo desde hace rato, porque si te descuidas, yo no lo haré y si no me pones un alto, yo no me detendré.
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Editado: 17.01.2019