Cartas de un mentiroso enamorado

Parte veinte

No pienses en nuestra edad… piensa en nuestro amor.

¡Sí, piensa en nuestra edad! No echemos a perder lo más valioso que tenemos que es nuestra juventud, nuestros anhelos y sueños. ¿Y cuál amor? Si a esta edad ni sabemos qué deseamos de nuestra vida. Te repito, niña, no confundamos el amor con la ilusión, la pasión y el deseo. El amor va mucho más allá. Porque la ilusión, la pasión, el deseo se terminan; pero el amor, el amor no se termina, él dura para siempre. Y el amor no nace de unas miradas solamente, eso es ilusión, fantasía tal vez, pero el amor verdadero se da con el trato constante, la conversación sana, de respeto, de paz, de armonía. Un trato agradable, sincero, amistoso, sin intenciones perversas o pervertidas. Un trato limpio y transparente, sin mentiras, sin falsedad y engaños. Un trato que revele quiénes somos realmente y qué deseamos.

No pienses en otra cosa. Piensa en nosotros dos. Piensa en nuestro corazón. Dame tu amor. Dame el sí.

¡No me des ningún sí! Por favor, no cometas ese error nunca. No me des el sí hasta que estés segura de qué es lo que deseas en tu vida. Plantéate esa pregunta, ¿qué deseo en mi vida?, ¿quiero esto para siempre? ¿Se interpone esto en mis planes? Por favor, no eches a perder tus planes por una ilusión que pronto terminará.

No confíes en quien te dice que confíes. No ames a quien te dice que lo ames. No le des el sí a quien insiste en que se lo des. Créeme, si quisiera algo bueno contigo, sabría esperar, sabría respetarte y jamás te presionaría. Sería un caballero, un verdadero hombre. No un pobre joven borracho y bueno para nada, que presume su “amor” con serenatas utilizando canciones que nada más incitan al placer y a satisfacer deseos sexuales. ¿Eso es amor? Eso es no tener vergüenza ni respeto. Y peor aún, la clase de videos que mira en la televisión o en el internet. ¿Crees que su mente esté sana, limpia; que no haya suciedad en ella?

Primero conóceme, descubre cómo soy, cómo pienso y qué planes tengo a futuro. Igualmente si tengo los medios para lograrlo y cuáles son. Si soy un pobre tipo que se emborracha cada fin de semana, pobre de ti, la vida de miseria que te espera, porque los que son borrachos difícilmente dejarán de serlo; esos están mal de la cabeza y los domina un líquido. Les falta más inteligencia y control de ellos mismos. Siempre serán dominados por esa combinación de alcohol y otros líquidos y la más perjudicada serás tú. Si yo hago algo así, ni siquiera mi amistad aceptes, soy una bacteria maldita que viene a infectar y destruir tu vida, te lo aseguro.




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