—Oh, Justin, hazme tuya — le digo mientras lo miro fijamente a los ojos — quiero tus hijos.
Cuando se acerca a besarme con esos labios tan suav...
— ¡Kiara, levántate ya! —me levanto sobresaltada ante el grito de mi madre.
— ¡Acab e aruina um beso majalloso! — le gritó de regreso con mi voz de dormida.
— ¡Deja de hablar como idiota y ven a comer!
Suspirando me estiró en la cama antes de levantarme perezosamente.
Detesto que me despierten siempre en la mejor parte de mi sueño con el ardiente Justin Timberlake.
Cuando me siento en la mesa y agarro una tostada, en la televisión aparece una propaganda de Justin en ropa interior. Mis ojos tienen un orgasmo visual mientras lo repaso procurando que mi madre no sé de cuenta como lo desnudo, (no le falta mucho), con la mirada.
Esto lo voy a escribir en mi diario más tarde.
Mi queridísimo Justin Timberlake:
Que decirte de tu pelo castaña y tú tableta de chocolate...
De tus ojos que me encanta y tu voz hechizante.
Oh santas nutellas, como lameria tu cara.
Atte: Tu más grande fan.
Editado: 27.07.2018