Cartas en el exilio

24 de octubre de 2006

     Me deja perpleja la cantidad de cartas que te he escrito desde aquella noche de enero, todos podrían notar el pasar de estos 6 años, menos yo. Mientras las hojas de los árboles se limitan a caer en el suelo, naranjas y frágiles, para después desvanecerse con los fríos aires que trae el otoño, yo, sigo aquí, atada a este lugar que me niego a soltar.

     Sigo en la esquina de este restaurante en la que siempre te he esperado. Han pasado años y parece que también has abandonado esta antigua ciudad de la que tanto reprochabas, con sus calles tan estrechas que el más minimmo murmullo se podía escuchar, donde los secretos no existían y las personas tan escépticas  te robaban hasta el más minimo aliento de esperanza con su mente tan cerrada. Si es así, estoy feliz por ti, porque de esa manera te imagino cumpliendo todos esos sueños que una vez me susurraste al oído, después de todas esas noches en las que nuestros cuerpos se convertían en uno solo. Me consuela el pensar que tuviste ese magnífico futuro que siempre imaginaste y que alardeaste mientras te adelantabas a los hechos.

     Soy feliz por ti, a pesar de que me arrebataste todo ese futuro de mis manos. Yo misma vi el cómo al igual que el humo se esfumó en cuanto me dejaste, sé que debí luchar por seguir adelante y no haberme ahogado en mis insignificantes penas, o al menos es lo que todos hacen y dicen, más cuando ven a alguien pasar por una situación difícil. Mientras tu te encuentras destrozado ellos te exigen más de ti, pidiendote una resiliencia que aun no puedes alcanzar, minimizan tu dolor porque, ¿qué es tu tragedia ante todos los problemas que enfrenta el mundo?, pero yo no puedo, es como si estuviera congelada y solo pudiera sentir al tiempo moverse, siento como el tiempo camina lentamente a mis espaldas, como un hombre encapuchado, con una mirada sombría y una sonrisa de satisfacción ante mi tristeza y desesperación, lo siento respirar en mi hombro, su tacto es tan cercano pero nunca llega a mí para permitirme avanzar.

     Soy un fantasma más mirando a través de las ventanas, acechando por un amor que no pude superar, sabes la forma en la que me aflige el no saber cómo será mi futuro, una ansiedad interminable cuando hablaba sobre todo lo que quería hacer y que no sabía cómo llegaría hasta ahí. Dejame decirte que ahora nada de eso tiene importancia, no me recupere, mi alma vaga sin sentido tratando de encontrar tu tacto para revivir, sintiéndose parte de una profecía que no puede romper, no quisiera reprocharte todos mis males, pero me es imposible, solo recuerda aquella noche, repite lo que decías, recapitula lo que hacías ¿acaso no fue un plan maquiavélico lo que hiciste contra mi? siempre amé tu personalidad tan esotérica, buscando respuestas por medios tan ocultos, tratando de encontrar el sentido de la vida sin importar si eso te llevaba a negociar con Mefistófeles, ¿fui una prueba que el te puso para tener tu alma y no funciono? ¿no fui suficiente para tener un significado en esta vida?

     ¿Qué es el amor para una persona que se dice estar tan preparada en todos los campos existentes en este universo, menos para estar con alguien? ¿por qué arrastrame hasta el círculo del infierno en el que te encontrabas para después abandonarme ahí y solo salir tu? Tengo tantas preguntas, arden en mi garganta, no te las digo porque aun te amo y te quiero dejar vivir, aunque no sé como vives con la culpa de lo que me hiciste, ¿no me recuerdas? pronuncia mi nombre una vez más, no me hagas pensar que todo lo que vivimos fue producto de mi imaginación.



#3391 en Otros
#911 en Relatos cortos
#7181 en Novela romántica

En el texto hay: desamor, duelo, ruptura amorosa

Editado: 03.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.