Cartas en el tiempo

Solo una frase. - When I'm Sixty-Four (cuando tenga sesenta y cuatro años)

Solo una frase. - When I'm Sixty-Four (cuando tenga sesenta y cuatro años)

  • ¿A qué viniste?
  • Vine porque no tengo dónde ir. ¿O eso creía?, luego me di cuenta que vine porque alguien me necesitaba. Y fueron tantos que no me di cuenta y cuando quise revertirlo era tarde. -
  • ¿y Luego?
  • ¿Y luego?.... Fue encontrarla a ella.
  • Y me volví viejo por ello y quede perdido y atrapado en el tiempo con sesenta y cuatro años. -

……(..)………

Si fuera solo una simple historia, no cabria en la memoria del tiempo. Supongo que valía todas las penas posibles narrarlo algo tan intenso y a la vez increíble.

Quisiera que el tiempo no pasara, pero para mí es irremediable que me alcance y superé. Al irme a descansar luego de una cena que fue grata. Había escogido todo lo necesario para darme un último lujo. Desde que se fue, no he dejado de pensar en ella.

Un último escrito de borrador y con ello estaba todo concluido. La música de un tema del sargento pimienta se estaba pronunciando. -

Siempre me jacté de jugar con el tiempo desde que era un simple ser abandonado. Aunque ahora ya de adulto guardé una plausible responsabilidad de que lo soy y debía ser, pero ha ocurrido tantas situaciones que decidí concluir aquí. En un apartado lejos, y con ello salvar lo que podría ser una catástrofe.

No puedo quejarme. Tengo mi casa, mi hogar, y mi espacio. Desterrado de la vida y de todos los relojes que yo pudiera manipular.

Me recosté con unos pocos problemas de cintura y cardiacos para decir que la vejez me sobrepuso el cuerpo de un cansancio total. No estoy viejo de piel sino de alma

El aire de la ventana soplaba incesantemente.

  • ¿Parece que va a llover? Hay niebla. Qué Bello es ello – Se dijo. – Pero que triste es no compartirlo.

¡Uf!...El tiempo sigue pasando sin piedad al mundo que conocemos. Pequeñas cosas que se nos escapan de las manos, no hay manera de recuperarlas, pero..Siempre existe un recuerdo que te permita vivir el presente sin remordimientos.

Un fantasma apareció de inmediato. No era exactamente eso que llaman espectro, sino un retaso de tantas memorias que recuperé sin darme cuenta

Y si. Se hizo presente, porque sabía que debía hacerlo. – el pensamiento y el sopesar anular del cerebro no podía dejar de lado ese sentimiento grandilocuente.

Ella apareció de inmediato y me acarició.

Estaba llorando desconsoladamente, sin embargo la miré con esos pocos alientos que me salían de la boca. Esa fue la imagen que retuve antes de borrar mi existencia. -

Comencé entonces un dialogo ficticio en el cual pergeñaba una manera de conocer de ella, sin que lo vaya a saber. – En definitiva solo hablaba con una fotografía que el yo de mi interior creó en mi mente. Ahora perdido en el limbo, no puedo hacer más que aguardar que se me derrita la existencia.

  • Tampoco debes ponerte así. El tiempo es así de fastidioso. – Me advirtió la mente
  • Yo lo sabía. Lo sabía muy bien – Sabía que dolería, pero no me importaba. No podía deja que le sucediera algo. -
  • Tampoco es que debas sufrir. Te conocí y creo que eso es suficiente para darme el lujo de poder decir que fui feliz.
  • Pero no lo puedo aceptar. Es una maldición que me pesa que yo, pueda continuar.
  • Es un precio, pero míralo por un momento como un recuerdo. Al final lo mejor de ello es una alegría que persiste para que puedas continuar en el presente.

Mientras estaba recostado apareció como si fuera un fantasma alguien. Alguien que recuerdo muy bien cerca de mí y me tomó la mano derecha que no paraba de temblar, en cuanto una tenue luz de la mesa de una casa vetusta al lado nos alumbraba.

  • Tienes esa radio desde que te conocí. - ¡Je! Creí que la tirarías
  • ¡Je! Ya sabes que me cuesta desprenderme de las cosas.
  • Las cosas ..tienen
  • Alma…
  • Y con ello sabemos lo importante que son
  • E historia.
  • ¿Es como si fuera ayer no? ¡Que me encontraste bañándome, y tú, ahí padeciendo el frio! Y con alguna treta me encargaron que estuviera contigo
  • Si no fuera por ti, quizás no viviría lo que viví
  • No quiero… - Dudo en decir algo en especial.
  • No te preocupes… no digas nada.
  • ¿Puedo? – Y apoyó su mano en mi frente. –

Respiré hondo y exhalé.

  • ¿Sabes? Cuando me dijiste que no te importaba lo que era, ni quién era, me sentí bien. Sentí que tenía un lugar al cual pertenecer y que era contigo. ¡Ah! ¿Te dormiste? - Ella al terminar de decirlo comenzó a llorar. Algunos truenos se sentían desde el otro lado de la ventana abierta y una gran lluvia nos encontraba. ¿Acaso llueve aquí? Si no hay tiempo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.