Cartas Para Abbi

Viernes 29 de abril, 2016.

Una mañana como todas las demás, Abbi se despertó de un buen ánimo, un gran logro para su condición.

¿Por qué?

Simple. Estaba decidida a preguntar por L, y preguntaría a toda la escuela si era necesario.

—¡Abbi, el desayuno está listo. Baja por favor! —escuchó el grito de su madre, terminó con mi maquillaje -un labial muy suave y máscara de pestañas- y comenzó a bajar las escaleras rápidamente.

—Buenos días, mamá. —dijo la pelirroja mientras entraba saltando a la cocina.

Besó la frente de su padre y revolvió el cabello de su pequeño hermano de siete años, Aaron.

—¡Aquí ha llegado el más sexy de la casa! —su hermano mayor, de 20 años, Chase entró en la cocina, haciendo su entrada de diva cómo cada mañana, o tarde... O noche... Bueno, cada vez que se paseaba por la casa.

—Hola, pato. —le saludó.

—Hola, nerd. —le saludó de vuelta el chico.

—¡Hey! No porque use lentillas, lea en exceso, tenga las mejores calificaciones en la mayoría de las asignaturas, no significa que sea una nerd.

—Bien, bien. —su hermano levantó las manos cómo signo de rendición.

—Bien. Se me hace tarde. Adiós. —Andrew, su padre besó a su madre en los labios, y chocó los puños, imitando el típico saludo varonil con Aaron y Chase, y por último besó la frente de la pelirroja.

(...)

—Hola. —un chico alto de tez blanca y cabello castaño y el flequillo golpeándole la frente sonrió mientras se sentaba junto a la pelirroja. Lo analizó con la mirada, se le hacía conocido.

—Hola, amm... ¿Pedro?

—Paul. Mi nombre es Paul Luke.

—Lo siento. ¡Hola, Paul! Soy...

—Abbi. -la interrumpió— Estamos juntos en el club de ciencias.

—¿De verdad? —el chico asintió lentamente con la cabeza— Deberíamos sentarnos juntos algún día.

Paul abrió los ojos a tal grado que parecía cómo si se fueran a salir de sus órbitas.

—Me encantaría, Abbi. -Sonrió .

—¡Bien! —Espera... Está en el club de ciencias...— Oye... ¿Me ayudarías con algo?

—Hum... Sí, claro. —Su sonrisa se expandió.

Abbi tomó una gran bocanada de aire.— ¿Conoces a algún chico del club, cuyo segundo nombre comienza con L?

Su cara denotaba sorpresa y sus ojos... ¿Diversión?

—La verdad... No. Lo siento.

—Bueno, gracias igual.

—Bien engendros, abran su libro en la página 215 y trabajen desde ahí hasta la 250. —El profesor de literatura irrumpió en la sala de clases.

—¿Que le sucede a pelón Sánchez? ¡Nos trata cómo la mierda!. —susurró a Paul.

—No lo sé. Creo que es un amargado. Dicen que su esposa lo dejó por un latino y se fue a vivir con él, y que desde ese día es así.

—Wow... No lo sabía.

—Yo tampoco... Lo acabo de inventar. —Sonrió sin mostrar los dientes, lo que logró que Abbi comenzara a reír junto con él.

—¡Hey! ¡Ustedes dos! ¿De qué tanto ríen? ¡A dirección! ¡Ahora!

Paul y Abbi tomaron sus cosas y salieron del aula.

—Hey ¿A donde vas? —preguntó la pelirroja en cuanto lo vio caminar al lado contrario del que ella iba.

—Con la directora. —dijo cómo si fuera lo más obvio.

—No, que va. Esta era la última hora. Ven.

—No creo que sea lo correcto, Abbigail.

—¿Y? ¡Vamos! No pasará nada.

—¿Y a dónde pretendes ir? —Una sonrisa burlona surcó en sus labios.

—Tú me comprarás un helado.

—Yo no... —Comenzó a hablar, pero se detuvo al ver que la chica prácticamente le lanzaba cuchillos por los ojos- ¡A por ese helado!

Abbi: 1. Paul: 0.

 



#45296 en Novela romántica
#29761 en Otros
#9587 en Relatos cortos

En el texto hay: cartas, amor, trilogia

Editado: 26.05.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.