Cartas para el adiós

Siempre es dificil...

Cuando vives con una persona que toda tu vida siempre te ha hecho menos, ya sea en tus logros:

"Es lo mínimo que puedes hacer".

En tu estado emocional:

"No tengo tiempo para esas ridiculeces".

O en la forma en la que te sientes:

"Pues cómo no quieres sentirte mal, si solo te tienes que mirar, el cómo estás".

Siempre es fácil sentirte agobiada con todo y con todos. Los días los tratas de pasar lo mejor posible, siempre es una lucha interna por al menos despertar.

Y cuando lo haces, siempre te tienes que recordar que aún tienes que esforzarte, porque "es lo mínimo que puedes hacer".

Siempre he creído que las palabras pueden herirte tanto como si te quemaras la piel con un fuego tan intenso como la llama de una estufa.
Las palabras duelen tanto cuando las escuchas de las personas, pero siempre te hacen cortadas profundas cuando vienen de la propia familia.

La ansiedad que te sobrepasa tu día a día al pensar: "Tal vez si lo hubiera hecho como mi mamá, me hubiera salido mejor".

La ansiedad, la depresión, la fatiga, la falta de confianza... se vuelven tu día a día.
Cuando ves algo que te gusta, terminas por no comprarlo por el miedo a que te juzguen, porque "ya estás grandecita para esas ridiculeces".

Tratas de entender por lo que pasó esa persona, pero en el camino siempre hacen que te caigas y ya no puedas levantarte.

Y como no quieres que los demás sepan por todos los problemas que estás pasando:

"A las personas no les interesas, y nunca les van a interesar si te estás muriendo, porque naciste sola, vives sola y morirás sola. Y a los únicos con los que vas a poder contar es con tu familia, pero ni a ellos les vas a interesar, porque ellos tienen más cosas importantes que atender, que a una persona que solo está de ociosa".

Encuentras una vía de escape que te funciona de maravilla, y cuando crees que ya dejaste todo eso atrás, y crees que estás lista para compartir eso especial para ti con otras personas, siempre encuentran la manera de arrebatártelo y destruirlo sin que puedas hacer algo.

Y ahí es cuando entra la falta de confianza.
Ya no crees en las personas.
Te decides a encerrarte en la caja que creaste con esmero, para evitar que te lastimen.
Decides aislarte de tu familia para que ya no te hagan daño, de tus amigos para evitar una desilusión.
Decides ya no hacer amigos, porque siempre estás sobrepensando que si haces algo mal, esa persona saldrá huyendo, tal cual como te dijeron.
Por lo tanto, siempre te mantienes sola, para evitar daños a tu persona.



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En el texto hay: cartas, mensajescortos

Editado: 17.06.2025

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