Cartas Para Mi Ex.

¿Envidia?

El aire fresco acaricia mi rostro, sonrojando mis mejillas y levantando ondas salvajes con algunos mechones de mi cabello castaño. Camino lentamente hacia una banca de madera que está ubicada bajo un árbol frondoso de hojas verdes que se estremecen en la dirección del viento, me siento en ella, coloco mi mochila a mi lado derecho y saco de ésta mis herramientas de trabajo: una lapicero y una libreta. Mis ojos cafés se posan en el lago que está justo frente a mi, levanto un poco la vista, viendo más allá del lago y veo a varias parejas sentadas en las bancas o en el césped, tomadas de las manos, riéndose, conversando y... Besándose. Exhalo ante los difícil que me resulta ver la supuesta felicidad de todos esos desconocidos.
 


 

Si supieran la verdad detrás de toda esa farsa llamada "miel de amor".
 


Cruzo mi pierna izquierda sobre la derecha buscando una mejor posición, con mi mano izquierda apoyo mi libreta en mi pierna elevada y coloco la derecha sobre la hoja de papel, empiezo a escribir;

Ex querido y en proceso de olvido Robert:

Aún odio recordar aquellos espacios de tiempo donde de tu boca salían palabras proféticas de tu amor, las cuales siempre concluían en "te lo prometo".

Promesas que nunca llegaste a cumplir, quisiera decirte que el tiempo contigo fue agradable, pero seamos sinceros; eso sería masoquista de mi parte ¿O eres tan sínico como para negarlo?

Escribo en letra cursiva, algo dulce a mi paladar pero tan letal como el veneno de una víbora.

Me da rabia pensar en que todo el tiempo que fuí una tonta, una ignorante a la capacidad de manipulación que son capaces de poseer las personas, podrás negarlo una vez más, pero a este punto ya todo es pasado.

Fue una idiotez pensar que el verdadero amor existe, pero la única culpable soy yo, porque el amor no se idealiza ni se compra con promesas.

Dejo de escribir. El viento sopla cada vez más fuerte, fuerte como un huracán, pero suave, tan suave como una pluma, brindando una sensación de frío y vacío en mis entrañas.

Mis lágrimas de rabia amenazan con volar junto a la brisa, de mojar el papel, de causar estragos nuevamente en mi alma... O en lo que queda de ella, de dejar entreabir una grieta oscura y tóxica que me esforcé por sellar.

Cierro la libreta con un golpe seco y los guardo junto al lapicero dentro de la mochila, respiro profundo. No puedo seguir escribiendo, no así, no en éste estado, no puedo permitirme retroceder cuando ya he avanzado mucho.

Miro nuevamente a mi alrededor. No puedo permitirme llorar más, no por un idiota y no por mi propia seguridad y estabilidad.

-Algún día te darás cuenta de que la mayoría de palabras que salen de la boca de los demás, son puras mentiras. -le digo a nadie, suspiro y me pongo de pie, tomo mi bolso y lo coloco sobre mi hombro derecho.

Me alegra saber que en estos momentos no siento envidia de nada, porque al final, amar te duele y una vez tengas el corazón roto, lo demás se vuelve gris, pierde sentido y te vuelves una persona tremendamente apática.

Después de todo, es mejor que no seas tan iluso y creas todas las mierdas que te prometan, porque no cumplirán ninguna de ellas, te lo digo por experiencia.

¡Logra salvarte del dolor a tiempo!

¡Abre los malditos ojos y date cuenta de la realidad, el amor es una farsa!

Arrastro con coraje mis pies, calzados por un par de converse blancos con líneas negras, sonrió ante el placer que me da desahogar mi frustración y rabia en papel, el único lugar donde sé que estarán seguras mis confesiones.

O eso creí.




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