16 de febrero, de 2020
Hoy se cumple un año de tu partida, desde que te perdí y desde que yo también, me perdí.
Han pasado muchas cosas en este año; hemos llorado, nos hemos caído y nos derrumbamos en la depresión y la decepción. Pero cuando pensamos no reponernos, cuando pensamos que nunca podríamos levantarnos, tu recuerdo, el más bonito y bello recuerdo, nos abrazo, nos apoyo, nos consoló y nos levanto, para demostrarnos lo fuertes que somos.
Cambiamos tanto que si miramos hacia atrás, quizás no nos reconoceriamos.
Puedo asegurarte que nunca pense perderte, que nunca pensé llorarte tan amargamente, nunca pensé que pasaría mis noches, preguntandole al cielo, suplicandole, que te regresara, que si esto era un sueño, me despertara y me diera la oportunidad de abrazarte una vez, más.
¿Piensas que este día te he llorado?
Si, estas en lo correcto, desde que el sol salió, mis ojos no dejaron de lagrimear.
Mi compañera de cuarto hizo un noble gesto, al ver que no paraba de llorar y me abrazo, permitiendome seguir con mi lamento.
No quería perturbar su sueño, ni mucho menos incomodar la, pero me fue inevitable. Te extraño tanto y es como el sentimiento de esa noche, hace un año, volviera a atacarme.
Mi compañera Marlee me aconsejo quedarme y luego me pasaría las clases, dude por un momento pero, la verdad es que quería estar sola y bajar para recibir clases, no era algo que quisiera hacer hoy.
Monique otra amiga del internado, paso dejándome el desayuno, me consoló un rato apesar de que iba tarde y de que yo quería mi soledad, acepte su compañía por unos minutos. Luego ella se marchó después de perder, dos horas de clases y me informó que ella y Marlee saldrían, para que pudiera tener un día sin interrupciones.
De nuevo agradecí el gesto
Pase la mañana leyendo en una pequeña sala, luego volvía a la habitación y me quede sentada en el marco de la ventana, con los auriculares puestos y conectados al celular, y el baile que hice esa tarde en la biblioteca del palacio, me llegó.
Le pedí a mi mente que no me torturara hoy, pero se nego.
El día de tu partida se ha reproducido en mi cabeza, haciendo que la ansiedad se haga presente y mi pecho duela, duela demasiado.
Te llore en cada rincón de esta habitación y por más que le pedí a mi mente no más tortura, mis plegarias no fueron escuchadas y los recuerdos de la noche que te perdí, aparecian como relámpagos haciendome llorar y retorcerme del dolor.
Luego llego la ansiedad, haciendome imposible respirar y tirada en el suelo, escuche que alguien tocaba la puerta con urgencia, trataba de calmarme pero no podía y los golpes en la puerta, no paraban.
Pensé que era Marlee o Monique, pero cuando abrí la puerta, llena de ansiedad y dolor acumulado, solo me tire a los brazos, de quien fuera que estuviera ahí y esa persona me dejó llorarte.
Y espero no volver a sentir, lo que hoy sentí.
Posdata: escribí una carta a Nala, por su cumpleaños, el cual fue la primera semana de este mes.
Pero aún no me llega respuesta, espero que haya pasado un cumpleaños bonito y especial, como el anterior, aunque en las noticias se dio a conocer, que no quiso celebración alguna.
Y me puedo imaginar el porqué, pese a eso espero que la carta que le escribí, la haga sentir bien, aunque sea un poco.