16 de abril, de 2020
Te cuento que aún, no he recibido noticia alguna de casa.
Bueno, si se le puede llamar así, al lugar donde vive tu familia, pero ninguno hace el intento de comunicarse conmigo, o de responder mis llamadas. A excepción de Theo, quien había estado haciendo llamadas, pero debido a mis horarios de clases, nunca había podido coger una.
Bien ahora procedere a contarte algo, que me ha tenido sonriendo como boba, desde hace algunos días.
No son muchos en realidad, desde hace dos días.
El martes, decidí por fin, conocer la biblioteca; el lugar es simplemente hermoso.
Los estantes son de un marrón resplandeciente, es como si luego de ser pintados, hubieran sido bañados en oro.
Los libros relucian en ellos, filas y filas de libros, de todos los géneros. Hay pequeñas salas donde puedes sentarte y leer un rato o apreciar por los grandes ventales, donde los rayos del sol se colaban.
Luego de recorrer la, tome un libro de fantasía y me dispuse a tomar a siento.
Pero antes de comenzar a leer, comtemplee las paredes celestes, las arañas que colgaban del techo, las enredaderas dibujadas en las columnas, que sostenían los tres niveles de la biblioteca.
Era como estar en un lugar mágico, toda la belleza decorativa y la música de fondo.
Una suave y dulce melodía
Abrí el libro en mis manos y me dispuse a leerlo, quedando hipnotizada a los segundos.
Por los ventanales se colaban algunos rayos de sol, que pintaban mi cabello, haciendolo brillar .
-- Y ahi estaba, la criatura más bella jamás vista. Una ninfa del bosque, con el cabello negro azabache, dos luceros brillantes como ojos, y el rostro más angelical, nunca antes visto. -- No pudiendo contenerlo más, levante la mirada del libro. -- Y ahora me pregunto, ¿cuál fue su pecado para terminar en este infierno, llamado tierra?
-- Kalet -- susurre y él sonrió
-- Alteza -- hizo una reverencia y quede muda, sin palabra alguna que mencionar. -- Espero no haber interrumpido, su lectura.
Camino hacia donde me encontraba y tomo asiento frente a mí.
-- Al contrario estoy intrigada ¿tu lees?
-- Su pregunta me suena a ofensa, dado la sorpresa en su voz.
-- Lo lamento -- dije apenada
-- Tomaré sus disculpas -- una pequeña y peculiar sonrisa, apareció en sus labios -- con una condición.
-- ¿Condición?
-- ¿Aceptaría tomar un paseo conmigo?
Abri tanto los ojos, que pense que se saldrían de sus cuencas.
¿Acaso él me estaba pidiendo una cita? No, no, no, sería imposible .
-- En plan de amigos, claro.
Parpadee dos veces y lo mire directamente a los ojos, sentí un pequeño calor en mis mejillas ya que él, me miraba de la misma forma.
Entonces pense en sus palabras, mire por el ventanal y la idea de salir, no me desagradaba, al contrario, deseaba, deseaba tanto salir
Lo deseaba tanto...
-- ¿Alteza?
--Acepto -- dije sin más y su sonrisa crecio.
Pensando en que me mantendría sana y salva, mamá solamente envío a dos guardaespaldas, los cuales hoy tenían unas horas libres. Así que no hubo mucha dificultad para salir y recorrer las calles suecas.
El cielo se pintaba con un nitido celeste, los caminos estaban llenos de personas que iban de un lado a otro. Sin notarme, sin pensar si quiera, que la princesa de Inglaterra, caminaba junto a ellos.
Todo gracias, a los jeans rotos, polo blanco, botines desgastados y una gorra negra.
Recorrimos las calles del pequeño pueblo, cerca del internado. Casas, tiendas, restaurantes, cafeterías y más nos saludaban, el lugar era hermoso. Los colores llamativos y al mismo tiempo neutros me hacían sentír dentro del paisaje, de un cuadro.
Nos detuvimos en un edificio grande y majestuoso; la biblioteca.
Entramos en ella y en menos de un minuto, me acerque a un grupo de niños, sentados formando un circulo, en el suelo.
--¿Qué hacen? -- le pregunte a Kalet
-- Esperar a la joven que les prometio una lectura, pero lamentablemente no vendra. -- Respondió una mujer, en su lugar.
-- ¿No hay nadie más que lo haga?
-- Me temo que no, los demás están con otros grupos.
Volví la vista al grupo de niños, mi pecho se estrujo.
-- Joven
Volví a la realidad, al momento que Kalet se acercaba donde estaban los niños, tomó un libro, los saludo, ellos le devolvieron el saludo con emoción y él dispuso a leer el libro.
Me quede ahí de pié, maravillada, o mejor dicho embobada, por su forma leer, el tono de su voz y la manera en como los niños, lo miraban.
¿Acaso Kalet, había sido creado en un laboratorio? Parecía perfecto, sin mancha alguna.
Era un sueño hecho realidad
La tarde se nos paso, en la biblioteca, leyendo o jugando con los niños.
Después de abandonar el lugar, seguimos con un pequeño recorrido; entramos a dos cafeterias, comimos helado, compramos recuerdos, ropa y corrimos.
Corrimos, corrimos y corrimos, me sentía en paz, libre y con una felicidad desbordante, maravillada con todo lo que miraba, tocaba o escuhaba.
Finalmente llegamos al internado, alrededor de las siete menos treinta minutos y mi felicidad siguio su camino, cuando recibí una sorpresa desde Inglaterra.