Parte dos
Luego de salir del aeropuerto, dos autos nos esperaban, la abuela subió en uno y yo en el otro. Pude ver que eso, causo sorpresa no solo en los reporteros, si no también en los hombres de seguridad.
—Alteza —mire a uno, quien iba en el asiento del copiloto —en el otro vehículo, irían usted y su abuela y en este...
—Ya me he subido, no será nada lindo tener que bajar y subir en el otro, eso solo llamará aun más la atención. Dile a mi abuela, que yo me iré aqui con ustedes, a menos ¿que eso les moleste?
Todos negaron rápidamente, y luego se comunicaron con el auto donde la abuela iba, para informarle que yo la seguiría desde aquí.
Por la ventanas admiraba las calles, los locales, a las personas caminar, de una forma sencilla, sin preocupaciones de que un individuo, las estuviera siguiendo o esperando, para tomar fotografías.
Llegamos al palacio de buckingham, a las cuatro de la tarde.
Al llegar seguí a la abuela, la puerta fue abierta, me retire los lentes oscuros y pude apreciar mi hogar, al que no veía desde hace cinco meses.
—Quiero una explicación —escuche la voz de la abuela, me había quedado en la entrada del salón principal.
Camine y lo primero que divisé cuando estuve cerca de ella, fueron las escaleras al segundo y tercer piso, quería correr en dirección a mi cuarto.
—Elle —desvíe la mirada —¿Por qué no subiste al auto conmigo? ¿qué es lo que estás tramando jovencita?
—El auto no era de mi agrado, no pensaba subir en él ¿o tu si?
—Por... ¡Por Zeus! ¡¿Me puedes explicar que demonios sucede contigo?!
Incline la cabeza hacia un lado
—Abuela, acabas de romper tu primera lección; no decir palabrotas. No sucede nada conmigo, solo pienso que estoy despertando, estuve mucho tiempo dormida y ahora desperté, es momento de que comience a vivir mi vida. —Me di la vuelta y comencé a subir las escaleras con mi única mochila de viaje —No informen a mis hermanos que estoy aquí, quiero darles una sorpresa por la mañana.
Me dirije hacia el personal de servicio, hicieron una reverencia y se retiraron, dejando únicamente a la abuela, que me miraba molesta.
—Buenas noches abuela
No espere su respuesta y desaparecí escaleras arriba, pero antes de llegar a mí habitación, escuché pasos acercarse en el piso de abajo. Me pegue a una pared y escuche la voz de mamá.
—¿Donde está Elle?
—Acaba de subir a su habitación —respondió la abuela —Elena, ella dijo que no quería visitas y quiere estar sola —Supongo que mamá quería subir —definitivamente, tu y Joseph se equivocaron.
—¿Por qué lo dices? ¿le sucedió algo a mi hija?
—¡Tu hija esta actuando como todo una rebelde sin causa! Ha perdido completamente la cabeza.
—¿Qué? —dijo por lo bajo mamá —¿qué ha pasado Natalie?
—Sigue con la idea de abdicar, piensa que es lo mejor para su salud mental, sus palabras. Esta irreconocible, está vistiendo pantalones, ni siquiera quiso subir al auto conmigo en el aeropuerto. —Guardó silencio antes de hablar de nuevo —Y tuvo el atrevimiento de levantarme la voz, en Suecia. Tu hija, se está comportando como una adolescente rebelde.
—Tiene veintiún años, ha pasado por mucho, y...
—Eso no es justificación, para que ahora decida perder la cabeza y la cordura, o lo poco que le quedaba de ella. Habla con tus hijos Elena, todos se te estás escapando de las manos y llevarán a Inglaterra, a la rruina.
—Estas siendo muy dura con ellos, entiende; vivían en una burbuja la cual exploto cuando su padre murió, no ha sido un año fácil para ellos, y el que tu y yo, no los apoyemos, tampoco les ayuda.
Ambas guardaron silencio, la cabeza comenzaba a dolerme, mis ojos a picar y mi corazón a aumentar sus latidos.
—Elena, los amo y los adoro, a todos y cuando digo a todos, me refiero también a Henry. Pero hasta él está perdiendo el camino, tres de ellos son herederos al trono ¡pero están actuando como niños malcriados y caprichosos! O les pones un alto, a sus sueños de libertad y amorios, —¿sueños de libertad? ¿amorios? ¿en que siglo vives abuela? —o tendré que ponérselos yo.
Dicho eso la escuche alejarse y supuse que mamá, se había quedado ahí de pie a las escaleras. Por un momento no escuché nada, hasta que ella rompió el silencio.
—¿Elle? Se que estas ahí—atrapada —cariño ¿podemos hablar? Baja por favor —no respondí —¿Elle? —Estaba molesta, dolida y decepcionada, y lo último era lo que más, me mataba.
Sin más corrí hacia mi habitación, cerrando con fuerza la puerta de esta.
Y no la abandone en lo que quedaba del día.
♤♤
—Treinta y cinco, treinta y seis, treinta y siete, treinta y ocho... —Contaba las hojas de un árbol, cerca de mi ventana.
Había despertado hace una hora, eran las siete de la mañana, estaba acostada en el sofá cerca de la ventana.
Anoche me habían traído la cena, sin levantar sospechas en mis hermanos, pues aún quería darles la sorpresa. No había bajado, tampoco abierto la puerta, cuando sentí los pasos de mamá acercarse.
No sabía cuándo iba hablar con ella, pero lo que si sabia, era que aún no, aun no pensaba hacerlo.
Me levante, ingrese al cuarto de baño y tome una ducha fría, desde que estaba en Suecia, se habían vuelto mis favoritas. Luego de tomar un baño y vestirme, salí de mi habitación y baje en busca de mis hermanos.
—Alteza —hizo una reverencia, una de las chicas de la cocina.
—Kat ¿sabe usted donde están mis hermanos?
—El joven Theo, esta por los jardines y el joven Liam, debe estar aún dormido.
—¿Liam ya no se levanta al alba? —Negó con la cabeza.