Cartas Para Papá

Julio 2020: Parte Dos


 


Parte II

El diez de julio, llegó mi segundo cumpleaños y mis tan esperados veintidós años, habían llegado.

Mi cumpleaños seguía sin emocionarme, pero el día antes recibí una sorpresa, que cambiaría todo...

Estaba saliendo de mi habitación, cuando me notificaron que mi madre estaba aquí, mi primera reacción fue desconfiar de las palabras que me decían, puesto que ¿porqué mamá viajaría de la noche a la mañana, a Suecia?

Luego recorde, que a la mañana siguiente, sería mi cumpleaños. Aún así pregunte si enserió mi progenitora, se encontraba aquí y no dudaron en responder con un "si"

Baje las escaleras deprisa, sintiendo una emoción desbordante en mi pecho y cuando la vi admirando el techo, del edificio de los dormitorios, supe que no era un sueño y que ella, si se encontraba aquí.

—¡Mamá! —Grite y corri a sus brazos, me estrechó y beso mis mejillas.

Pasados unos minutos, me separe de nuestro abrazo y me miro sonriente.

—¿Te he sorprendido?

—Sin duda alguna ¿qué haces aquí?

—Cariño, no mentía cuando dije, que quería pasaramos juntas, el día de tu cumpleaños.

—Pero pensé, que no podrías viajar, al menos no, hasta que Liam regresara de su luna de miel.

—Tu hermano regresa al finalizar la semana, así que no pasará nada, si visitó a mi pequeña, el día de su cumpleaños ¿o si?

—Supongo que no —suelto una pequeña risa y no dudo en abrazarla de nuevo.

Sintiéndome plenamente feliz...

Mamá se quedaría en un hotel, en una de las cuidades cerca de la universidad. Pero antes de marcharse, se quedó un par de horas conmigo, recorriendo la universidad y agendando todo lo que haríamos al siguiente día.

La noche se despidió y la mañana de mi cumpleaños número veintidós, llegó.

Al despertar recibí una sorpresa de Marlee y Monique, ambas me cayeron encima y yo perdiendo todo el equilibrio, hice que aterrizaramos en el piso de nuestra habitación.

Luego de un eufórico abrazo, me entregaron mis primeros regalos del día.

—¡Abrelos! ¡Abrelos, abrelos!

—¡Marlee! Elle de seguro lo hará, en cuando regrese del paseo que dará con su madre.

—¡Oh vamos! Estoy segura que aún queda mucho tiempo, para que pueda abrirlos ¡vamos Elle, abrelos por favor! Quiero ver tu reacción, cuando los veas.

—¿Acaso es una bomba?

Monique solto una carcajada y Marlee la miro molesta, mientras que yo, me disponía a abrir el primero.

Una pequeña caja café, había estado envuelta en papel, de color lavanda y moño blanco. Puse a un lado, el papel de regalo y abrí la caja soltando un pequeño grito, de alegría.

—¡Oh por Dios! ¡es preciosa! —Comencé a girarla en mis manos y no tenía palabras, para describir la belleza del regalo que Marlee me había obsequiado.

—Sabía que te gustaría —la mire llena de felicidad, mientras al mismo tiempo contemplaba, la pequeña esfera de cristal, que mis manos sostenían.

Dentro de la esfera, se encontraba una patinadora de hielo, realizando un número sobre un lago congelando y copos de nieve cayendo, a su paso.

Era... Hermosa

Deje la esfera a un lado y después, tome el siguiente regalo, de parte de Monique.

Papel de regalo rosa y moño celeste, escondían la sorpresa que me esperaba y debajo de este, se encontraba otra caja, pero de color azul.

Abrí la caja y me llevé las manos a la boca, miré a Monique y luego el interior de la caja.

Tres hermosos cuadernos, de un empastado afelpable color aqua y un estuche negro, reposaban en el interior de la caja.

—Dijiste que querías escribir algo, que te encantaba hacer pequeños escritos así que —Monique se enconje de hombros —por que no, intentar en escribir tu primera historia.

La mire sintiendo las lágrimas, en mis ojos

—En el estuche, viene todo lo necesario para tu escritura.

Sin pensarlo más, me lance sobre ella tumbandola al suelo, no pasó mucho tiempo para que Marlee se nos uniera y, de nuevo estábamos las tres en el suelo.

Ellas riendo y yo, llorando de felicidad, el día va empezando bien y esperaba que así, se mantuviera.

Luego de desayunar con mis amigas, subí a mi habitación de nuevo para alistarme para mi día, con mamá.

Cuando estuve lista, tome mi gabardina negra y salí de mi habitación.

Estaba nerviosa, esperaba que a mamá le gustará mi vestimenta; un conjunto blanco, que consistía en una camisa con mangas hasta las muñecas, pantalones sueltos, del mismo color y unos zapatos negros.

Mi cabello iba suelto, con una pequeña diadema celeste sobre este.

Camine por el pasillo y al cruzar en una esquina, choque con alguien y al alzar la vista, mi corazón se emocionó.

Kalet me mira y luego sonríe, coloca las manos en los bolsillos de sus jeans azules, y sigue mirandome fijamente.

—Hola, Elle

—Kalet —los nervios comienzan a llegar y tengo miedo, de hacer el ridículo.

Aun no entiendo ¿el porqué de mis nervios cada vez que estoy cerca de él?

—Estas preciosa —sus palabras me sacan de mis pensamientos y puedo sentir, el calor inundar mis mejillas.

—G-gracias —tomo un mechón de mi cabello y lo llevo detrás, de mi oreja.

—Feliz cumpleaños alteza, tengo un regalo para ti.

Ladeo la cabeza —¿tienes un regalo para mí? ¿cómo sabes que es mi cumpleaños?

—Tengo mis métodos —me guiña un ojo y mis mejillas se calientan un poco más. —Aceptarías ¿un obsequio de este pobre, mortal? —En respuesta muevo la cabeza y él sonríe —bien, date la vuelta y cierra los ojos.

Sin dudar hago lo que me pide, me giro dándole la espalda y cierro mis ojos. Segundos después lo siento cerca de mí y te juro, que eso hace que mi nerviosismo suba de nivel y los latidos de mi corazón, se conviertan catastróficos.




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