Parte dos
Los medios se habían vueltos locos, semanas previas a la coronación de Liam y Rosella.
Llenaban las entradas del palacio, seguían los pasos de ambos, de sus familiares más cercanos e incluso, de algunas amistades, esperando que estas dieran detalles exclusivos, sobre dicho evento.
La verdad me hacía mucha gracia, ver el revuelo que esto estaba provocando, era como si fuera la primera coronación, que se diera en Inglaterra. Aunque siendo honestos, quizas lo que más, les intrigaba era que su nueva reina, era italiana y no inglesa, como ellos esperaban.
¿Se habían acabado los prejuicios, en este siglo? No, claro que no.
Pese al caos que aveces se da a nuestro alrededor, o en el mundo entero, aún hay prejuicio. Aún hay personas que no toleran la cercanía, de una persona diferente a ellos, que no toleran los cambios o las nuevas ideales, con las que está nueva generación, se está abriendo paso.
Muchos programas de espectáculos, muchas revistas e incluso radios, hablaban de nosotros, de nuestra vida cotidiana y de cómo nos enfrentabamos, a las crisis que aveces se daban en la nación, o a nuestros problemas familiares.
Hablaban, de la relación de los abuelos, de tu relación con mamá e incluso, hablaron del nacimiento de Henry y la muerte de su madre. Cosa que me molesto mucho, dado que era un tema delicado y el cual sabían perfectamente, que no tenían que tocar.
¿Pero en estos momentos les importaba? No, claro que no, en estos momentos hablarían de absolutamente todo, sobre nuestra familia.
Así que fueron dos semanas largas, en las que hablaron de los nacimientos de tus hijos, de nuestra infancia, adolescencia y de nuestra vida actual.
Tocaron temas, como la negatividad de Henry, en ser sucesor al trono y dedicarse mejor a otras cosas, que no tuvieran que ver con la monarquía.
Hablaron de Liam, y sus logros en la universidad y lo bien que se le daban, los tratados internacionales.
Hablaron de Theo, que a pesar de ser el menor, se estaba abriendo paso en la vida. Del papel importante que tenía en tu fundación y del bello ser humano que era, ya que él siempre apoyaba cualquier acto benéfico, que se diera y daba total apoyo, a las fundaciones que lo necesitarán.
Y claro, hablaron de mí; de mi dichosa y feliz infancia, de los traumas de mi adolescencia, de mi depresión y ansiedad. De mi inestabilidad emocional, la cual me llevó a una clínica de rehabilitación, del antisocialismo y de mis escasas apariciones en público, desde antes de ser ingresada en la clínica.
Y hablaron de mi vida actual, de cómo me estaba recuperando de tu partida, de cómo era mi vida actual en Suecia y mis estudios.
¡Oh pero claro!
Esto no se les podía escapar ¿verdad? Y es que tal y como predije, tocaron el tema del misterioso chico, que había sido fotografiado conmigo y con mamá, el día de mi cumpleaños.
Definitivamente, no se les podía pasar nada por alto.
Eran, son y siempre serán, una sombra constante en nuestra vida.
♤♤
Ahora comienzo con el relato, del día más esperado por todos; la coronación...
—¡No puedo creer que hoy es la coronación de tu hermano! ¡Que emoción!
—¡Marlee deja de gritar! No estamos perdidas en la selva.
Pero lejos de escucharla, Marlee suelta un nuevo y chillante grito, provocando que Monique la mire molesta y que yo diera un brinco, por el susto.
Me encontraba en mi habitación, ordenando mi maleta, ya que en una hora partiremos hacia Londres.
Las chicas estaban emocionadas por dicho evento, pero tristes por no poder asistir, en especial Marlee.
—Como quisiera ser, ese guapo y sexy, francés para poder ir contigo.
Inmediatamente mis mejillas se calentaron y Monique solto una carcajada, llena de diversión.
—Como quisiera, tener esos hermosos ojos grises, ese porte, esa elegancia y forma de hablar, ese rostro tallado por los ángeles y ese enloquecedor, acento francés. Y no menos importante ¡ese cuerpo! —Suelta eso último tirandose a la cama y haciendo un gesto, exagerado en el rostro.
—Marlee, cualquiera pensaría que quieres robarle el chico, a Elle.
—¡¿Qué?! No, no, no, Kalet no es mío, él... Él... No me pertenece, él...
—Por el momento —Marlee me guiña un ojo y una sonrisa traviesa, se dibuja en su rostro. —Por qué puedo asegurarte, querida Elle, que Kalet te pertenecerá y que él, quiere entrar y entrará a tu vida ¡para cambiarla!
—Alguien ha amanecido, muy romántica el día de hoy —Monique nos mira divertida —pero deja ya tus bromas, harás que el rostro de Elle explote, de lo rojo que se encuentra.
Era verdad, mi rostro estaba muy, muy, caliente y podía imaginarme convertida, en un tomate andante.
—Es que, quien no quisiera la suerte de Elle, tremendo francés guapísimo, que se ha fijado en ella.
Sin poder evitarlo una sonrisa, tonta se cuela en mis labios mientras, sigo guardando la ropa en mi maleta.
—Pero volviendo al principio, me siento fatal al no poder ir a la coronación, y no poder conocer el palacio pero ¿Elle? —Me giro, para verla —prométeme que podremos ir a visitarte, a Londres el próximo verano, por favor prometelo.
Monique ríe divertida —creo que has asustado demasiado a Elle, que tendrá que poner una orden de restricción contra ti, en la cual ni siquiera podrás poner un pie, dentro de Inglaterra.
—¡Oye!
No pude evitar soltar una risa, que hizo que Marlee tomara una almohada y la lanzará en dirección de Monique.
—¿Quieres parar con tus bromas de mal gusto? No son para nada, graciosas.
—Creo que Elle, no opina lo mismo.
—¡Eres una...!