Cartas Para Papá

Diciembre 2020


 

 

26 de diciembre, de 2020

¿Qué es lo más esperado para navidad? Una festividad llena de sorpresas, armonía, paz y amor ¿no?

Pase mi primera navidad lejos del palacio, y sería la primera en el extranjero.

Pero me gustaría contarte padre, que fue hermosa, lo fue, si lo fue, pero no del todo.

¿Por qué? Por que ni mis hermanos, ni yo, estábamos listos para lo que sucedería.

22 de diciembre, 2020...

—¿Están listos para su primera navidad en Francia?

—¡Por supuesto que no! Hay tantos lugares que quiero conocer, y recorrer —dice Theo o más bien grita, mientras mira por la ventana del coche de Kalet.

El mes de noviembre se fue volando padre, las mañanas se fueron con clases, exámenes y tareas, mientras mis tardes y noches se iban, con comidas, risas y salidas con Marlee, Monique y Kalet.

Siempre quise conocer Francia, y sabía que Theo también, así que cuando le mencioné la invitación de Kalet, de visitar Marsella en invierno, mi pequeño hermano no dudo en aceptar.

Siempre que visitabas Francia, lo hacías en compañía de Liam y Henry, así que esta era nuestra primera vez en el país.

—Pareces muy emocionado ¿eh? —Theo ríe, y yo no dudo en seguirlo.

Vamos por el lado Este de Marsella, las calles ya se están llenando de nieve, las personas caminan abrigadas y llenan los establecimientos, para hacer sus compras navideñas.

Mamá no estuvo muy convencida del todo, de que sus pequeños pasarán lejos de casa está navidad, pero cuando le comenté que estaría en casa de los padres de Kalet, una genuina sonrisa se dibujo en su rostro. Que duro por mucho tiempo.

Liam lo acepto sin peros, y Henry, pues él, tuvo una conversación con Kalet antes de partir, de la cuál ninguno ha mencionado nada.

—¿Enserio no piensas decirme que hablaron, tu y mi hermano?

Kalet sonríe, mientras sus ojos no se desvían del camino.

—¿Siempre eres así de impaciente?

—La paciencia, no es una virtud de los chicos McNamara, bienvenido a la familia.

—Theo —digo avergonzada, mientras mi hermano y Kalet, ríen. —Tu no te rías, enserió dime que tanto hablaron Kalet, tengo derecho de saberlo, hablaron de mi.

—Pero que chismosita te has vuelto, Elle.

Dice Theo con burla

—Theo —digo entre dientes, provocando que ría más.

—Pequeña —dice Kalet, mientras toma un desvío, y ahora avanzamos por un camino lleno de árboles y donde a lo lejos se puede ver, un pequeño poblado comerciante. Donde compraremos algunas cosas, antes de llegar al pueblo donde viven Kalet y sus padres. —Puedes estar tranquila, tu hermano no me amenazó, tampoco me...

—¡Eso hizo! ¡¿Henry te amenazó?! ¿te pidió que te alejaras de mi?

—¿Qué? No, Elle él no...

—Por el amor de Dios, Elle ¿en siglo piensas que vive Henry? —Réplica Theo

—¡Es peor que un abuelo! Casi mata a golpes a Cory, por que me ayudo a escaparme en la noche, para tener una cita con Kalet.

—Espera ¿qué? ¿te escapas te en medio de la noche, para tener una cita con Kalet? Dios, pero que hermanos, más cursis tengo.

—Ay por favor, tu le escribías canciones, a mi profesora de español.

—¡Elle! —Dice con el rostro, completamente rojo.

—Tu empezaste —digo con burla y haciendo reír a Kalet.

—En realidad, hablábamos de tu relación con Kalet, no de mi infancia —dice entre dientes, y giro para ver su rostro sonrojado. Lo que ocasiona que ría más.

—Altezas, solo una pequeña pregunta ¿por qué hablan de mi como si no estuviera aquí?

Yo solo río, al ver a mi pequeño hermano sonrojado, mientras Kalet sigue conduciendo con una sonrisa en su rostro.

Diez minutos más de camino, y llegamos al poblado, donde realizariamos las compras.

Kalet busca un lugar para estacionar, cuando lo encuentra apaga el coche y nos disponemos a bajar.

—Elle —me giro y Kalet se acerca a mi —ten —me entrega las llaves de su coche —cuidalas por mi ¿si? Suelo perder las mucho.

Suelto una risa, él me mira, toma mi rostro entre sus manos y me besa. Nos perdemos en un beso, que me vuela la cabeza y me hace subir al cielo.

Así de cursi te pone el amor ¿verdad padre?

—¡Ey! Se pueden comer a besos después, vamos a comprar que tengo hambre.

Me separo de Kalet, muriendo de risa y él igual, giramos para ver a Theo, observandonos con burla y molestia.

—Elle, tengo hambre, demasiada hambre.

—Bebé gruñón

—¿Bebé gruñon? —Pregunta Kalet, hago una mueca.

—Se comporta como un bebé, la mayor parte del tiempo.

Kalet ríe —bien entonces vamos, antes de que muera de hambre o comience a llorar, como un bebé.

Comenzamos a caminar, hay locales llenos de dulces, comidas de la época, adornos y ropa. Visitamos algún que otro local, y compramos lo más necesario.

Entramos a una tienda, encontrando postres en un recibidor, mientras que en el otro, hay fruta y pan, recién horneado.

—Huele rico —digo y Kalet sonreí, mientras él se acerca a comprar fruta, yo me detengo cerca de los postres y mi estómago se despierta.

—Elle —me giro y no doy crédito a lo que veo.

Theo esta devorandose una canasta de fresas, pero eso no es todo, esta bañandolas en una pequeña fuente de chocolate derretido.

—¡Yo quiero! —Mi niña interior se despierta y en menos de un segundo, me encuentro comiendo fresas, con chocolate derretido.

¡Esto es una maravilla!

Escucho una risa, Kalet esta observándonos, con diversión.

Yo sonrío y él camina hacia nosotros.

Tomo una fresa, la baño de chocolate, me la llevo a los labios y cuando estoy devorando esta deliciosa fruta, Kalet me roba un beso.




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