“La raíz de todas las pasiones es el amor. De él nace la tristeza, el gozo, la alegría y la desesperación”
- Lope de Vega
Primera respuesta a “Mi último adiós”
(Escrito por: Chuxamia)
Inglaterra, 20 de febrero de 2004
Hola… Parece que, en algo vamos a coincidir. Puede que ya hayan pasado tres años, muchas cosas entre ambos, pero aún seguimos pareciéndonos, como el no saber cómo dirigirse a quien alguna vez tuvo todo tu corazón lo demuestra. Pero antes que nada, quiero darte mis disculpas. Pasó una semana y yo recién ahora puedo tomar valor para entregártela de una vez luego de pensar y pensar qué escribir, qué poner en papel para lo que no podré decirte en palabras. Quisiera haberme dirigido de una manera que tú te merecieses, que me redima un poco de todos los errores que he cometido para contigo, pero creo que, cambiaré un poco lo acostumbrado.
Tu carta en verdad me ha llegado al corazón; y sí, aunque me has dicho que no lo hiciera, he derramado un mar de lágrimas empapando aún más tu mensaje. Me hubiera gustado no haberlo hecho, porque ahora cada vez que quiera volver a leerte se me hará muy difícil y la hoja ha quedado más percudida que antes. Quizás estoy divagando con los detalles, pero espero que logres entender que esto también a mí se me está haciendo de lo más complicado, y creo que, comparto parte de tu desgracia. Y lo más seguro es que te rías cuando leas esto, porque también tiene borrones que no puedo evitar hacer cada vez que pienso en ti, y escribiéndote una carta, resalta que van a ser muchos. Pero espero que puedas entender, no te exijo nada, solo que comprendas y ojalá me leas. Creo que incluso estoy escribiendo con menos esperanza que tú aquel día hace una semana.
Aunque esto se me hará imposible, quiero hablarte de lo que pasó hace tres años. Fue ese día luego de tanto tiempo, de casi un año que había pasado en que casi ni nos veíamos por tu trabajo que, creí entender las razones. Fue un comentario, un pensamiento, pero no hay más culpa que la mía por creerlo y alejarme de ti. Puede que no estés comprendiendo del todo lo que quiero decirte, y es que ni siquiera yo sé cómo expresarlo de manera entendible, por eso que voy a tratar de narrarlo mejor.
Mi “novia” actual la conocí en el trabajo, una chica sencilla, dulce y hermosa que ni bien nos vimos tuvimos afinidad. Suena cruel hablarte de una chica a ti, cuando derramaste tus sentimientos hace poco, pero créeme que esto lo hago con un fin, y para nada uno que termine lastimándote.
Ella, algo torpe e ingenua, comenzó a hacerme compañía todas las tardes libres para no sentirme tan solo ni estúpido esperándote como siempre lo hacía. Pensaba que ni siquiera pensabas en mí, que aunque me esmeraba en darte lo mejor, trabajar, cuidar del apartamento y todo, tú ni considerabas que mereciese tu tiempo. Y dolía. Dolía pensar que no me querías y yo me estaba desviviendo por ti, esperándote todas las noches para poder conversar un poco, dejándote una nota para que leyeras al despertar, y tú no dabas señales de interés a pesar de ser mi pareja. Llegué a tener pensamientos muy feos, como que solo me estabas usando, y ahora me arrepiento de todo eso. Debí de haber sido más comprensivo, considerando que lo que tenías como meta primera era el enviarles dinero a tus padres para que siguieran bien a pesar de la crisis. Pero fui egoísta.
Estaba tan sugestionado por mi propia mente, tan convencido de que habías dejado de quererme, que cuando mi dulce e inocente compañera me dijo que eras infiel, que te había visto salir con un sujeto en las noches, le creí. Ella no podía mentirme, no era una persona así ni había visto algo que me hiciera creer que pudiera hacer sufrir a persona alguna sobre la tierra. Era mi amiga y confidente. Pero fui más inocente de lo que pensé.
Fue cruel terminar contigo de aquella manera, luego de que llegaras tarde del trabajo como siempre, me convencí a no dejar pasar más el tiempo, que merecía al menos un poco de respeto en vez de mentiras en la cara, y de quien menos debía esperarlo. Fue por eso que aquella mañana al despertar, no me encontraste a tu lado, algo natural pues siempre me iba temprano al trabajo. Encontraste la nota, natural, porque siempre te dejaba una deseándote un buen día. La leíste, y ya todo cambió, el mensaje era otro, y demasiado duro, y perdió lo natural.
No quiero volver a verte. Terminamos.
Ahora veo lo ridículo que fue aquello, lo cruel. Pero estaba destrozado como para escribirte aún más palabras o intentar explicar las cosas, porque sentía que cada vez que quería hacerlo, algo semejante a un puñal se me enterraba en la garganta. No pude explicarte, y cuando me encontraste aquella vez, solo pude decirte que estaba con otra mujer. Sí, comencé con aquella que hizo que terminara contigo, que me dio el empujón para terminar todo lo que habíamos formado en años de relación. Pero, si ocurrió debió ser porque no era tan fuerte como pensábamos que sería al comenzar. Tomo la responsabilidad.