Esas ganas de estar entre sus brazos, de sentirme no solo deseada sino también amada.
Esas ganas de sentir la dureza de su entrepierna, de sentir el calor de du piel junto a la mía, de fundirnos, de unirnos al punto de ser uno entre gritos de placer.
Esas ganas de morder su cuello, de clavar mis uñas en su espalda, de sentir su lengua recorrer mi oreja.
Esas ganas de ser suya, de sentir sus manos aferrarse a mi cintura mientras me enviste, esas ganas de sentir su calor en mi.
Esas ganas de que en esta habitación llueva aunque afuera el verano derrita el hielo.
Ganas de florecer de nuevo en sus manos, con él, siempre con él.