Para quien ha amado más de lo que debía. Para quien se sintió sola incluso acompañada. Para ti, si alguna vez pensaste que no eras suficiente.
Este libro no fue planeado.
Nació una noche cualquiera, cuando ya no podía dormir del vacío.
Una de esas noches donde sientes que, si no escribes, te desbordas.
Y empecé a escribir cartas.
No para enviarlas.
Sino para no quedarme muda.
Cartas para él.
Para mí.
Para Dios.
Para el dolor.
Para la niña que aún vive en mí y sigue esperando que alguien la abrace y le diga:
“hiciste lo mejor que pudiste.”
⸻
Durante mucho tiempo pensé que escribir era lo único que me salvaba.
Hoy entiendo que era más que eso.
Escribir era la forma más pura de recordarme quién era,
cuando el amor, el abandono, la soledad o el silencio querían hacerme olvidar.
Estas páginas no son una historia de amor perfecta.
Ni un cuento de hadas.
Ni siquiera una historia triste.
Es una historia honesta.
He amado demasiado.
He callado cuando quería gritar.
He pedido perdón por cosas que no eran mi culpa.
He confundido el afecto con migajas.
He creído que estar sola era un castigo,
cuando en realidad fue el principio de mi libertad.
⸻
Cada capítulo es una carta escrita desde una herida abierta
y sellada con esperanza.
No porque todo se haya solucionado.
Sino porque aprendí que sanar no es olvidar,
sino seguir caminando con el corazón entero aunque esté roto.
Si estás leyendo esto,
es porque tal vez tú también has amado sin medida.
Y tal vez te dolió.
Y tal vez nadie lo supo.
Pero aquí estoy.
Para decirte que sí se puede.
Sí se puede estar rota y aún así tener belleza.
Sí se puede comenzar de nuevo sin tener todo claro.
Sí se puede construir una vida con fe, con palabras,
y con una sola certeza:
Te tienes a ti. Y eso basta.
⸻
Bienvenida a estas cartas.
Que no llegaron a su destino.
Pero quizás, hoy, te encuentren a ti.