No sé quién eres.
No sé cómo luces,
ni qué tipo de risa tienes,
ni qué palabras usas cuando alguien te enamora.
Pero sé que él sí quería quedarse contigo.
Sé que contigo soñó una casa.
Contigo planeó una vida.
Contigo hablaba de trabajo, de mudarse,
de comenzar algo grande.
Y conmigo,
conmigo solo pasaba el tiempo.
⸻
Leí los correos.
Los vi.
Los leí todos mientras mi corazón se convertía en un campo de ruinas.
Le decías que tú no querías mudarte,
y él te rogaba,
te ofrecía una nueva vida.
Tú eras la elección.
Yo era el consuelo.
Y eso…
eso no se olvida tan fácil.
⸻
Mientras yo me sentaba frente a él
en su país,
en sus calles,
soñando con que me tomara la mano
y dijera: “empecemos algo tú y yo”…
él aún le escribía a ti.
Yo creía que me estaba mirando a mí,
pero estaba buscándote a ti en mi reflejo.
⸻
No te culpo.
No escribo esto para maldecirte ni para competir.
Lo escribo porque necesito expulsar esta rabia sorda
que se me ha quedado atrapada entre los dientes.
Yo también merecía ser elegida.
También merecía un correo.
Una promesa.
Un intento.
Pero contigo hizo todo lo que nunca quiso hacer conmigo.
Y eso, querida desconocida,
duele.
Mucho.
⸻
Por mucho tiempo me pregunté qué tenías tú que yo no.
¿Era tu forma de hablar?
¿Tu carrera profesional?
¿Tu futuro más ordenado que el mío?
¿Tu silencio elegante en lugar de mis ganas de hablar hasta el amanecer?
Nunca lo supe.
Y ya no me interesa saberlo.
Porque ahora entiendo algo:
Él no te eligió por ser tú.
Ni me rechazó por ser yo.
Simplemente no tenía el corazón libre para amarme.
Y eso no lo hace a él un villano,
ni a ti una rival,
ni a mí un error.
Solo lo hace un capítulo que tenía que doler
para poder cerrar.
⸻
Espero que algún día tú también hayas sanado tu historia con él.
Porque yo estoy empezando a sanar la mía.
Y aunque todavía me duele saber que nunca fui la mujer que él eligió con fuerza,
hoy me elijo yo.
Y esa,
esa sí es una historia que vale la pena vivir.