9 de Octubre, 2020.
Perdón si aparezco hasta hoy. No he tenido ánimos para estar aquí, sin embargo, creo que hoy es absolutamente necesario. No sé si sea la última vez que me pase por aquí, pero, supongo que si pasara un buen tiempo para que yo vuelva a escribirte.
Hoy, como cada día, me preguntaron por ti. Quise gritar con desesperación, de verdad que quise hacerlo, porque ya no tolero ni un poquito que vengan y me cuenten cosas sobre ti. Perdón, pero, lo último que necesito es saber que tú la estás pasando mal. No lo necesito y no lo merezco.
Me preocupan, si, todas las situaciones por las que has tenido que pasar, pero dime, ¿realmente lo vale? ¿valen la pena las situaciones y las personas por las que lo estás haciendo? Hoy, una vez más, comprobé que en realidad no te conozco de nada. No te conozco y creo que jamás lo hice. Eres un absoluto desconocido para mis ojos.
¿Que hay del hombre al que solía conocer? ¿Que hay de las metas que solías tener? ¿Que hay de tus sonrisas y abrazos de la nada? ¿En qué te has convertido? ¿Realmente me dejaste conocerte o es solo una más de tus palabras bonitas para impresionar?
Estoy soltandote. De verdad que lo estoy haciendo. No, no asumas que cambiaré de opinión, mucho menos que iré corriendo a ti cuando quieras volver. Soy tonta, y puedo aún, tener sentimientos por ti, pero, ya me has regresado todo aquello por lo cual yo pude haberte hecho daño. Y no, no te guardo rencor, tan es así, que prefiero culparme a mi, pero, rogar por qué no vuelvas.