Ella siempre me decía si es para ti volverá sino, el destino hará su trabajo.
Debí escucharla y no contradecir al destino.
No estaría con el alma rota y esperando tu llegada.
Sería la chica de 15 años, que no tenía idea de lo doloroso que era el amor.
Quedarse sin corazón, que te duela respirar y solo desee escuchar tu voz.
Esa voz que era lo único que te calmaba en noches de oscuridad.