Capítulo 5

    Este es el día más divertido que he tenido, no soporto las carcajadas, creo que Aaron se tomó muy en serio con lo de sorprenderme. ¡Woohoo!

    ──¡¿Te estas divirtiendo?!

    ──¡Sí, gracias! ──Aaron me trajo a un parque de atracciones. Me estoy divirtiendo muchísimo, realmente, como nunca. Ahora estamos en el tope de una montaña rusa.

    ──¡Wuuuuhuuu! ──Vocea él desde la cima del juego conmigo al lado.

Bajamos luego de mucha diversión, ciertamente me encantan las alturas, pero Aaron estuvo más feliz cuando bajábamos a toda velocidad por la pendiente del juego.

    ──¿Y ahora? ──pregunto entusiasmada.

    ──Ahora a descansar para irnos.

    ──¡¿Qué?! ──exclamo incrédula── Pero si acabamos de llegar ──Me quejo lloriqueando──; no es justo. Sólo un juego más, por favor te lo pido ──ruego por último.

    ──Está bién, pero solo si me dejas descansar como niña buena ──accede él──. Toma, ve a comprar algodón de azúcar ──Me envía lejos, ya sé que se quiere deshacer de mí, pero creo que eso es mejor que irnos, además se lo ve mareado.

    Cuando vuelvo Aaron me dice que sólo visitaremos un puesto más y nos iremos. Después de caminar buscando el juego perfecto, un señor con largo bigote llama nuestra atención y con un largo parloteo del cual entendí menos de la mitad pero comprendí que nos estaba invitando a jugar uno de los juegos que tiene en su puesto; sin pensarlo mucho nos decidimos por uno que consistía en lanzar tres pelotas a tres baldes inclinados y ganar un peluche, sólo si entrabamos las tres pelotas, el dueño del puesto se encargó de explicarnos bien, pero en ocaciones nos hablaba como si sufrieramos retraso mental, al parecer nos escuchó hablar entre nosotros y pensó que no dominamos el español.

    Nos pusimos de acuerdo para que Aaron sea el que juegue, esto será divertido. Veo cómo con total seriedad  toma una pelota, agarra pose de piche y se concentra en un balde rojo, sopla aire para hacerlo mas dramático y tira la primera pelota, su tiro permitió que la bola entrara, pero no que se quedará allí, por lo que la muy traviesa rebotó hacia afuera haciéndolo perder. Aaron se queja por su mala suerte pero continúa.

    Concentrado, toma otra pelota, esto parece la escena de una película; toma otra vez una perfecta pose, suspira y la lanza atinandole perfectamente a la cubeta, sólo falta una.

    ──Si le llega a encestar se puede llevar el segundo premio ──informa el dependiente.

    Hasta me dieron ganas de narrar como locutor:

    "Último tiro, el jugador está más que concentrado y el doble de decidido que la primera vez. Eljugador toma la pelota con detenimiento, la mira, se cuadra, se aleja, se cuadra, pone su mirada fija en el objetivo, lo piensa, lo Está pensante mucho..., toma impulso con su pie derecho y laaanza la pelota con destreza. Un tiro perfecto, recto, la bola logra sostenerse un momento en la punta del balde, entrara... no entrará... entrara... y..."

    Mi mente pirde el papel cuando la bola se queda el borde del balde, ya dentro pero moviendose aún, dando la impresión de que tener vida propia y estar luchando por salir, pero en el último minuto, la bola cae al piso, así sin más.

    ──Uy... no es justo ──Me quejo, con nadie en específico y sin emplear el idioma español── ¡Otra vez ──exclamo esta vez en español, el dependiente mira a Aaron sonriente después de escucharme.

    ──Lo prometiste ──responde él en español también.

    Ninguna de mis muecas de encanto flexiona siquiera un poquito a Aaron, quien sigue imponente en su decisión de irnos e incluso me amenaza con no volver a traerme si continúo insistiendo.

    Salimos del parque y cuando entramos al coche aprovecho para reclamar, claro que corriendo el riesgo de ganarme una reprimenda.

    ──¿Por qué eres tan avaro?

    ──¿Con que soy avaro? ──questiona con fingida indignación.

    ──No quisiste jugar de nuevo sólo para no pagar, ya lo sé ──Le chantajeo, o bueno, lo intento. Él sólo se ríe y me mira:

    ──No es por eso, bueno, en cuestión sí, te explico ──hace una pausa preparándose para que lo interrumpa pero no sucede──; es importante fijarse en los detalles, Eva. Se supone que los baldes de nen estar ligeramente inclinados para inerte dificultad al juego, pero no.

    》En el piso había una pendiente opuesta a donde estabamos parados, eso hace que los participantes no se den cuenta de que es imposible acertar, además de todo el tercero estaba colocado sutilmente boca abajo, un muy buen truco, y la cereza del pastel: ¿qué razón tiene ese hombre para querer que todos ganen?

    ──Tiene sentido ──digo pensando, en realidad no había notado nada de lo que mencinó── Oye, saliendo del tema, tengo hambre y no quiero cocinar.

   ──Compremos pizza ──propone con una sonrisa.

A Aaron le encanta la pizza, pero no es muy fan de engordar por lo que evita a toda costa comprar la comida o comerla chatarra, él prefiere la comida casera y las ensaladas, se me hace muy raro que haya accedido tan fácilmente.

    》Por cierto, debes ejercitarte, nunca te he visto practicar deportes ──Y ahí está otra vez su fobia a engordar, cuando no le gusta algo siempre se empeña en que al otro tampoco le agrade, y eso puede resultar tedioso aveces.

    ──Compremos la pizza, gordinflón ──bromeo para molestar un poco, ignorando su comentario.

    ──¿Quieres que compre ensalada?──amenaza con sutileza haciéndola pasar por una simple pregunta.

    ──Creo que sería bueno para ti, así por lo menos rebajas esa panza.

    Nos carcajiamos mientras él conduce, no me había di cuenta cuando encendió el auto ni cuando lo arrancó. Entre risas y conversaciones sobre libros y caricaturas, y ha de coprenderse quien hablaba de qué, llegamos a la plaza de las pizzas, pero no bajamos del auto, ambos estábamos muy ocupados riendo de un chiste que hizo Aaron.

    ──Te mostraré algo pero promete no enojarte ──pide aún riendo, yo asiento porque la risa no deja vocalizar correctamente──. Lo hice en el trabajo la semana pasada después de que quisieras matarme por entrar con los zapatos.